viernes, 28 de diciembre de 2012
CUANDO NO ESTÉS--NÉLIDA CARACCIOLO
I
CUANDO NO ESTÉS...
ME PERMITIRÉ LLORAR
HASTA QUE NO ME QUEDE
UNA SOLA LÁGRIMA.
REVIVIRÉ CON EL RECUERDO
TODOS NUESTROS MOMENTOS
BUENOS Y MALOS,
NUESTRAS EXPERIENCIAS
CON NUESTROS HIJOS,
NUESTRAS ALEGRÍAS Y DOLORES,
NUESTRAS SEPARACIONES....
NUESTRAS RECONCILIACIONES.
II
Y POR FIN CUANDO PASE
EL TIEMPO, RECORDARÉ
TODO AQUELLO QUE NOS
DIO FELICIDAD.
GUARDARÉ EN MI MENTE,
TODO LO BUENO,
LO EXQUISITO,
LO MARAVILLOSO,
PARA JAMÁS OLVIDARLO.
Y TODO ESO ME ACOMPAÑARÁ
EN LOS AÑOS POR VENIR,
HASTA QUE DIOS DECIDA
UNIRNOS DE NUEVO ALLÁ
EN EL CIELO.......
EN AQUELLA DIMENSIÓN
DONDE SEAMOS FELICES
PARA SIEMPRE...
¡REINA PICARONA!--ERGOTO( DE BONAERO)
Cora Cané, genial intelectual,
y poetisa ¡súper-magistral!
¡No sólo periodista, es escritora,
y de folklore profesora!
¡En el CLARÍN PORTEÑO a los lectores
se brinda con ingenio y con primores!
¡Sonríe en el retrato picarona,
(*) parece reina aún sin la corona!!
(*) P/47 en CLARÍN del jueves 13 de setiembre del 2012.
ERGOTO (de Bonaero)= ESPOLÓN Bonaerense.
OASIS-- ILSE ALICIA LECCADITO PAZ
Me aquieto en el oasis de los sueños
Son veranos zigzagueantes de enero.
Las vertientes fascinan
el prístino encanto de mi oasis.
Las arenas amarillas se contagian
de alquimias ventisqueras.
Soy lo que soy. La dueña del oasis.
Los espejos abrigan el canto de las aguas.
Me arrodillo a pedir mi rey que vengas y
simétrica ruego por los ojos.
En el oasis donde me hallo sedienta,
invoco tu lugar cercano.
Hacia mí llegan aves canoras de colores
Las flores que me diste no marchitan su savia.
Y en esta llamarada donde me planto altiva
siento que tú llegas para hundirte en mi oasis.
(De “Poesías matizadas”)
HUÍDA--DAVID VOLPINTESTA
Tras los vidrios corre el viento;
llega con prestancia algún mensaje
indescifrable de aquel sustento,
de ese amor pleno de bagajes.
Y la luna (siempre luna)) testigo
impasible mostrando el futuro
es el hoy y el ayer que persigo
prendido a su brazo más seguro.
¡Cuán raudos, veloces, se van los días!
¡El perder esos besos; angustia cruel!
Susurros, caricias y más alegrías
grabadas, muy hondo con el fino cincel.
No es viento presto: ¡es brisa fría!
¡es la vida que huye en burdo tropel!
NETELE,PANCHO,METELE--OAVALDO BACCARO
….en las cosas del amor
aunque tenga que aprender
nadie sabe más que yo.
Enamoradizo como pocos, muy pagado de sí mismo, divertía a la barra con fantasiosas aventuras amorosas que nadie les creía. De riguroso saco y corbata, con los “timbos” bien lustrados, prolijamente recortado el bigotito y peinado a la gomina, Aníbal Rodríguez llegó al bar y acercándose a la mesa., como al descuido, le comentó a sus amigos que había una mina que lo tenía loco. Con religiosa atención los otros le siguieron la corriente hasta que el flaco, que trabajaba en una farmacia, prometió conseguirle un afrodisíaco de fulminante efecto para que la “catriela” de sus sueños, cayera rendida a sus pies.
Como además de enamoradizo Aníbal era de lo más ingenuo “picó” y convencido de las bondades del producto pidió precisiones sobre el “modus operandi.. Le explicaron, entonces, que se podía disimular el "elixir" dentro de unas inocentes confituras.. Al flaco no le fue difícil conseguir la purga. Una de efecto inmediato, de esas que se utilizan para sacarle el "bolo fecal" a los caballos, con los que el cándido galán siguiendo las instrucciones de sus gentiles asesores, “pichicateó” dos tentadores bombones.. Uno se lo debía dar a la "percanta", mientras que el otro debería consumirlo él, ya que - según los “expertos” - debía fortalecer su vigor para responder adecuadamente a la apasionada demanda de la “donna”.
Bañado, afeitado, perfumado, con flores en la mano, el sábado por la tarde, Anibal esperó a la “fulana”, en una esquina del barrio. A pocos metros lo esperaba el taxi que tenía su parada frente al bar y que manejaba el muy popular Pancho Balcala, precaución necesaria para llevar la "papirusa" al "amueblado".Cuando Aníbal Rodríguez vio acercarse la figura cimbreante de la “nami” (con sus taquitos repiqueteando en la vereda), de puro atolondrado nomás, tomó uno de los bombones y se lo comió.
Una rara sensación gástrica reemplazó a la pasión y ante el desconcierto de la recién llegada sintiendo horribles retortijones, apretando las nalgas, corrió hacia el taxi y abriendo la puerta trasera, pidió al "chofer" que lo llevara a su casa.
Arrancó el taxímetro, mientras que el pasajero, aferrado al asiento de adelante, con una voz que más que voz era un quejido, no cesaba de implorar:
-¡ Metéeeele Panchooo metéeeele !.
Por más que "le metió", Pancho no llegó.
No es necesario que les cuente la bronca del “tachero”, ni el estado en que quedó el coche, evidenciando fehacientemente la eficacia del purgante equino.
sábado, 22 de diciembre de 2012
PALABRAS--PABLO POST
(Abyssus Abyssum invocat)
Pocos artistas vislumbraron el abismo con tanta maestría como lo sospechó Xul Solar. Recuerdo el dibujo en blanco y negro “Ciudá y Abismo”. Bajo el cielo negro absoluto, torres redondeadas, yuxtapuestas por puentes miserables. La iluminación parecía nacer artificiosamente desde un faro próximo. Torres que se encorolan empecinadas entre escaleras interminables y peligrosas
Almas, quizá traspapeladas, que les importaba desbarrancarse en el abismo. Salientes de madera con roldada y soga sostienen cuencos vacíos. ¿Para qué servirían?
Un alma de luto aparece en las escaleras. Gritaba: “Luz, más luz.” Varias cabezas asoman por una ventana del edificio blanco: “No. No más”. Otro asomó hasta el torso: “Apaguen la luz”.
Vino el simulacro y sonó un redoble sin eco y la voz: “¡Carajo, un balazo!” Retorna la luz. Dos almas con una bandera sobre el puente frontero parecen trabados en disputa: “¡Es absurdo!”…”¡Esto es absurdo: Discúlpeme, señor…habrá guerras…hay que prepararse. Todo es tan aburrido!” Ambos se traban en lucha libre y caen en el abismo. Otra alma, delgadita, bastón en mano se inclina: “Amaos los unos a los otros.” Se perciben pasos distantes y cercanos. El alma delgada, pregunta”¿Quién anda ahí?” Mano que empuja. “Es muy bonito todo allá”
Otra cabeza fantasmal asoma en la cúspide de la torre del fondo: “Quiero dormir, tengo un terrible dolor de cabeza.” Desde la abertura más alta, alguien recita: “Se abrirán las grandes alamedas…que Dios se apiade de mi pobre alma.” Ambos sin vacilaciones se dispararan al vacío. Una mujer canosa, recostada en el farol, comenta: “Lo hizo a la manera difícil”. Sonríe sin esperanzas, porque a dos pasos la espera el verdugo: “Tengo el cuello muy fino”. Entonces me di cuenta de la función de los cuencos: bajaron rápidamente (la cabeza dentro) sin sangre.
En otro sector: la calle, la escalera eminente. Hay cierto alboroto: “Dios mío, ¿qué pasó? “ “Dejadme ir a la casa del Padre” “Qué pérdida irreparable” “No es nada…no es nada” “¿Por qué no?...después de todo, le pertenece” “Champán”
Los prebostes que aparecen desde lo alto de la escalinata son fornidos e impiadosos. Arremeten contra los que buscan como última escapatoria el abismo. Dos rezagados ansían la subida. Tratan de entenderse: “Máteme, si no usted es un asesino” “Soy fiel servidor del rey, pero primero Dios” “Dispáreme en el pecho” “Que baje el telón, la farsa terminó”. Hubo aplausos. No se veía el escenario. “Que los amigos aplaudan. La comedia se acabó” “Qué gran artista perece”
Una caravana de actores saltan por las escaleras sin importarles que el abismo se relama ansioso. “Ahora estoy en la fuente de la felicidad.” “Que esté preparado mi traje de cisne.” Desaparecen por detrás de las torres, bien en lo alto. Aturde el silencio.
Aquella alma que parecía teñida de blanco, obesa, histriónica: “Ocho horas con fiebre me habría dado tiempo para escribir un libro.” “Todas mis posesiones por un momento.” Y detrás la caterva de iluminados. “Yo soy el conde Drácula, el rey de los vampiros, soy inmortal.” “Ahora me iré a dormir.” “Nunca debí cambiar del scotch a los martinis.” El gigantón grita frente al edificio blanco: “Me he bebido dieciocho vasos bien llenos de güisqui. Eso es un récord. Eso es todo lo que yo he conseguido en 39 años”. “Mañana ya no estaré aquí.” Otro no podía más que excretar una palabra: “Mierda…mierda…mierda”. Abrazados optaron por una cabriole hacia el abismo.
“Las últimas palabras son cosas de tontos que no han dicho lo suficiente mientras vivían.”
La luz tiritaba. Apenas distinguía las almas. Voz nítida: “He ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido.” Y se desmorona en la penumbra. Puedo reconocer la postrera (su calva): “Critón, le debo un gallo a Asclepios. No te olvides de pagárselo”. Se hunde entre pasadizos.
Las sombras lo complicaron todo. La ciudá, sin vida, sublima límpidamente. Sin resquebrajamientos ni catástrofes. Lo que parecía sólido y petrificado se introdujo en la levedad de las partículas. La gran nube negra expansiva no tardó en ascender hacia el otro abismo, el de las alturas.
Antes que el panorama se esfumara del todo creí percibir, aunque no pueda asegurarlo, un viento agudo en el introito, grave en el final: “¡Qué pena morir, cuando me queda tanto por leer!” “El abismo clama al abismo.”
(Lo juro: El abisnauta)
A VECES ESCRIBO--NORBERTO PANNONE
Cuando la angustia
trepa a la palabra,
en soledad escribo.
Arriesgada forma
de la rima
sazonada de intentos.
Sin atadura alguna
echo a volar al viento
la intrépida alegría
de seducir al verso.
Peregrino en lo “otro”,
sólo en “esto” derivo.
Por la fiera tristeza
de lo amado y perdido,
es que a veces, escribo.
Por aquellos “nosotros”
que hubieron partido
y todos los “quienes”
que jamás trajimos.
Por las nuevas palabras
que ninguno dijimos
y los sueños frustrados,
inhumados de olvidos.
Es que a veces, sólo a veces,
de estas cosas... escribo…
OLVIDO--MARTHA DESPERBASQUES
Todo ocupa un lugar como el sol en la noche…
Enigmático, oculta lo que nos va quitando,
y tienta regresar fuera del tiempo.
Ya no quiere alumbrar y lo descubro
guardián en la trastienda de un descuido,
frente al vacío reservado desde siempre.
Secretos inconfesos,
testigos sensoriales que retornan
por el polvo surgente de las sombras.
No ha logrado apartarse del retorno;
lo evocan multitudes con sus nombres,
de atardeceres fucsias al conjugar otoños…
Trashoja, discurriendo el inconciente,
infinitud de historias que enhebra minucioso.
Mas junto a él, Señor, soy de este mundo
mi próximo pasado,
cáliz de luz a voluntad del viento…
Un rielar nostalgioso
me impulsa a navegar mi propio olvido…
¿POR QUÉ LLORAS?--LILIANA FERÁNDEZ BLANCO
¿POR QUÉ LLORAS MI CHIQUITO?
¿POR UN JUGUETE PERDIDO?
¿POR UN POEMA NO LEÍDO?
¿O POR UN PÁJARO HERIDO?
SERÁ POR ESE JUGUETE
QUE NO TRAJO EL CARTERO
O POR UN CUENTO DE HADAS,
CON FINAL VERDADERO.
¿EXTRAÑAS A TU ABUELITO
QUE AL CIELO HA PARTIDO?
NO TE PREOCUPES, MI NENA
EL SIEMPRE ESTARÁ CONTIGO.
¿O SERÁ AQUEL PERRITO
LINDO Y JUGUETÓN, QUE
UNA TARDE REGALASTE
A TU AMIGA EN EL SALÓN?.
NO LLORES MI CHIQUITA
QUE SIEMPRE TODO MEJORA
ESAS LÁGRIMAS SECARÉ
Y A TODA HORA CONTIGO ESTARÉ!!!
viernes, 21 de diciembre de 2012
LA SIRENA DE ULISES--VIVIANA WALCZAK
Háblame, Musa, del hombre…
Homero, “la Odisea”
Callabas…
tu rostro misterioso
era pálida esfinge.
Solo el susurro del viento
invadía el sopor del aire.
El deseo silencioso
coronó la noche insomne
y tú, melancólica musa,
entre ardientes abrazos
y proféticos cantos,
desperezabas
del milenario letargo
sobre la aguzada escollera
de maléficas sirenas.
Embriagadora…
bella noctiluca iridiscente
cruel e irresistible,
me devorabas…
(De “Llamas escarlatas”)
A UNA MADRE--JOAQUÍN MUÑOZ
Desde un ayer ya lejano
Te encontraste junto a ella
Horizonte del tiempo pasado
Infinito amor, sin par, te prodigo
Cuando doliente y abatido
Desvelada, estuvo junto a ti
Estando feliz y sonriendo
Inmensa fue su alegría sin igual
Un día, maestra en la escuela de la vida
De su infinita ternura y corazón
Aprendiste de ella, el cariño y la razón
Y…las sumas y restas de la vida
Al hallar el gran amor en la vida
Llego a ti, toda ternura e ilusión
Feliz sonreíste junto a ella
Compañera abnegada y leal en tu vida
Te comprendió siempre sin claudicar
Cuando la vida tan duro te golpeó
Diligente y sin desmayo, con cariño y amor
¿Quién es? Alguien preguntó...
Es única en el mundo, sin igual
Ella, tan solo es ¡Nuestra Madre!
TAL VEZ-- STELLA VICTORIA TEJERINA
¿Por qué la última mirada
de mi rostro en el espejo,
me llena de nostalgia?
¿Y porque, simplemente
me conmueve?
¿Será porque ese rostro
ya sin el adorno de las palabras
tiene un aire de recuerdo?
O tal vez, porque aún
manifiesta algo de niña,
por la idea de la ausencia
del rostro que fue y ahí no está.
Aunque yo me mire al sesgo,
él desde el espejo me mira,
siempre de frente y desde la luna,
creo parecerme más a mí
que yo misma.
Tal vez mi rostro en el espejo
es tan solo una revelación.
EL ÚNICO DÍA SAGRADO--MARÍA RAQUEL DÍAZ
Una sonrisa en tu rostro,
se pone en sintonía
con la belleza existente
en tu interior y en tu alma.
Cuando recibas odio,
devuelve amor,
porque … el amor retornará
a ti y serás libre.
No admitir a nadie a tu vida,
salvo que llegue lleno de
afecto y armonía.
Si eres el amor, si lo vives …
lo sientes y lo repartes,
vaciando el ego,
habrá siempre tanto amor en tu vida,
que te sorprenderá la belleza del universo.
Libera la prisión de la mente,
cultiva los sentidos con la
esencia exótica de las flores y de las mariposas.
Confiar en la gracia divina,
valorar la vida en toda su dimensión,
y no conectarse con la infelicidad,
pues , ayuda a que otros despierten.
El único día sagrado es
Hoy …
Disfrútalo y te traerá bendiciones
desde la inmensidad de las galaxias.
Encuentra la serenidad en ti mismo
y valora la magia de la iluminosidad
en tu cuerpo sutil,
cautivando los más profundos
paisajes sensuales del cosmos.
CONJETURAS-- MARIO FUSCALDO
Qué ocurriría si mañana se fuera
dejándome sentado
con la pluma en la mano;
con la hoja como una gran ventana
huérfana del contenido de nuestra historia.
Qué ocurriría de ser una memoria,
un sueño ya pasado,
o una flor amanecida
y muerta en un día.
Cómo comprender que fuera
un residuo de un fuego descansando
en una urna de un gran río;
si la imaginara
persiguiendo algunos ángeles, algunas nubes
en el lento fluctuar de múltiples
sombras y siderales luces.
Cómo serían los tímidos pies del alba
volando para atraparme
en la rutina de cada día,
y si pensara que el tiempo y la arcilla
quisieran trabajar consigo.
Sólo necesito no concebirla así,
sólo necesito escribir
de algo que no sea tan absurdo,
tan cruel como su eterna ausencia,
poder trascender la página vacía,
y como un oso en acecho
estar preparado para el combate de la vida,
y simplemente celebrar
que hoy está aquí, conmigo.
MI QUERIDA ADA--RODRIGO MADRID
Tu amor inconmensurable,
manto divino que nos cobijaba
a tu esposo e hijas
y a tu hijo, mi amigo.
También a tus nietos
que los vi crecer
con amor
albergados en tu corazón.
Hospitalidad y candor
iban con vos.
Un día te cansaste de luchar
qué difícil de interpretar.
Un río de lágrimas comenzó a brotar
para llevar tu barca por el mar.
Camino celestial
a donde todos iremos a parar
TIEMPO NUEVO--MIRTA DE CASTRO
El dolor por la ausencia
no me deja entender
el ciclo de la vida y la muerte,
sólo sé, que es muy difícil…
¿Cuánto tiempo pasó?
No, no quiero saberlo,
sólo veo que llega el sol,
o la luna en mi soledad.
La vida sigue y en sus
nuevos pasos me trae
recuerdos, de vivencias
que entristecen mi alama.
Mis compañeras diarias
son mis amargas lágrimas,
que alivian mi angustia
en este nuevo tiempo.
Pido a Dios, paz y
consuelo para mi espíritu,
aún, no lo he encontrado
pero lo seguiré esperando…
A QUIEN AMO( ALDO NÉSTOR BLANCO)- MARÍA FERNANDA CARBONE
Cuantas veces
tengo que decir
¡Te sigo amando!
Cuantas veces
sin poder tocar
tu rostro
y sin besar tu boca.
Mil sueños atraviesan
por mi mente
como relámpagos
iluminando la noche
y sin poder dormir…
¡Y en penumbras
por las noches
navego perdido;
Y con ansias pido
una ruta salvadora
que me lleve nuevamente
al puerto del amor!...
Ese amor tantas veces perdido
pero cuando estamos
nuevamente juntos
poco a poco, lentamente
me embriagas
con tus besos
con el calor de tus caricias
como quien toma alcohol
hasta ver de nuevo
el amanecer…
COLORIDO ATARDECER--DAVID ROSARIO SORBILLE
Maravilla de pasión
en el ocaso del día,
sol pendiente
en un intenso horizonte
de hilos dorados,
como pinceladas
que atraviesan la tarde
y estallan en poesía.
RAZONES--MARÍA CRISTINA DALBES
La mano de los tiempos
asume las torturas
del asombro y las causas
del hombre y su interior
demandando caminos,
venciendo abecedarios
en una red de ancianos
del labio y la dicción…
Las huellas del patíbulo
(habitando distancias)
son magia de un indulto
sufragando inacción.
……………………………….
(…y en un cartero antídoto
rodante de la vida
consolidan las tardes
su imposible misión…)
DE UN VERSO DEL POETA DOMINICANO MANUEL DEL CABRAL..ROSEMARY NOGALES
Un hombre que en el pecho le enterraron un ave viva.
Un hombre de color encadenado
al yugo de otros hombres.
Sediento de libertad e igualdad,
gritando a voz viva cara al viento
lanza un gemido lastimero,
que se hace eco en el cielo
Clama a sus ancestros
en lenguajes camuflados...
¿Porque...porque este tormento
lLibre quiero ser como el ave
que vuela, por montes
arroyos y praderas,
Escuchando una y otra vez
sus carceleros, deciden terminar
ese decreto.
Oh osadía salvaje e inescrupulosa
llo trajeron al alba....lo estaquearon
en la tierra.
Le abrieron el pecho diciendo
¿Quires volar..
enterrándole sin piedad, un ave viva
Pero ante los ojos de sus verdugos
Se escucho el trinar de un pajaro
un ave enorme se elevo en el cielo
Diciendo. Soy libre...Soy al hombre
que en el pecho le enterraron un ave viva
HERMANO TANGO--GENOVEVA ÁLVAREZ LASTRA
Cantar el tango “Uno”
te ulcera el corazón
Soñar no cuesta nada
pero si todo pasó
y los setenta pirulos
te dicen que sos chabón
No queda más que llorarla
no hay un nuevo metejón
hay un casorio de orden
pa mantener la ilusión
de aquello que fue noticia
y después se desangró
Aquello que se perdió
por cargarle la romana
y querer engayolarla
a saber y discreción
Cada cual hace su vida
pero no sabía yo
que tenía que yugarla
y que fuera por los dos.
La mina se me piantó
sus lujos no le banqué
Ella era bien cate
y yo un pobre poligriyo
Y ahora estoy bichoco
pero con guita de más
no me dan calce las minas
aunque pueda prometer
cargar con el muerto siempre
ya que el cuore se me fue
HOJAS--MIGUEL MADRID
Se desvanecen en la almohada
cuando el sol vuela
esparciendo el paño oro
de la tarde.
Los dedos son tallos volubles
rodeando la cintura,
vagando por territorios desconocidos.
La mora de los labios
bocado apetecible,
será mordida mitigando la sed
del amante ardiente.
El lago reflejará
los placeres compartidos.
La llovizna mojará
el jergón de hojas.
ELLA ESCRIBE CON SUS MANOS DE ALONDRAS--DAVID ANTONIO SORBILLE
A “A cuerpo abierto”,
de Graciela Licciardi (2006)
Ella escribe con sus manos de alondras
porque tiene la ilusión de los que ayudan
a emerger de los golpes secos de la vida
los que no disimulan el dolor de reconocer
el lado oscuro que nos cruza de angustia
pero también demuestra que se puede
regresar del territorio de la nada
para arropar a los pobres y gritar con los que sufren
denunciar la hipocresía de los que se miran el ombligo
porque a veces escribir salva
cuando se busca el significado de uno mismo
en tanto palabra que viaja en el tiempo
como una cadena atada a los recuerdos
inolvidables como la madera en la nieve
ACROBACIA SÁLMICA--MARY ACOSTA
Atardece en mí,
ante el desnudo audaz de los espejos.
Desgrano la penumbra hambrienta
vistiendo un traje de epílogo,
sobre la fina piel gastada,
que expulsada en siete gritos
desarma cóncavos domingos de abril.
Detrás del músculo agotado,
la acróbata libélula
confabula el vuelo,
en mitad del geodésico instante,
inventando el hálito de Dios resucitado.
DISYUNTIVA--HIPÓLITO LÓPEZ
Tratar de ser original,
sin recurrir a lo falso,
por razones de peso,
dejando de lado el mal.
Optar por cualquier camino,
sobre bases muy definidas,
proyectos e ideas amasadas,
cubriendo ciclos en pleno.
Surge una pregunta esencial,
acertose en el nivel elegido,
superando todo acto crucial.
Descartando rasgos impulsivos,
y en trace de algo incoherente,
se verá si está lo previsto.
BÚSCAME--CATALINA MOLINARI
Búscame…
en el misterio del viento,
trayendo las voces
que el tiempo ha llevado.
Búscame…
en esa flor que perfuma
y en la mariposa etérea,
que en ella se posa.
Búscame…
en la mirada de la luna,
que a mis pasos sigue,
y alumbra la senda.
Búscame…
en esa hoja que cae,
solitaria e indefensa
que aún no se marchita.
Y mientras la brisa leve,
se hace eco de toda esperanza,
en el frágil cristal
de mis sueños.
Te estará esperando.
XVI--CORA CANÉ
Tuve un tiempo:
el que me diste.
Iba por él
tomada entre tus brazos,
enredándome en tu corazón
y en tu sonrisa.
Estoy en ese tiempo
detenida.
Muerta en la sangre
y en la voz,
me aguardo en tu comarca.
Sé que un día
caerán los muros
de mi prisión.
( De “ La ciudad distante”)
EL DESPERTAR DE BRUNHILDE--SILVIA GATTO
El Rubio Adonis adormecido estaba
sobre la Hierba,
en Sueño capturado por el Laurel de Apolo,
Furtivamente despertó
en el Rubor Etéreo de otros Labios,
Estremecido al contacto
y ante Él, la Diosa.
En Áurea Visión Contemplábanse…
Tal era Aquel Instante Único,
cuyo Centro era
el Punto mismo del Amor.
EL RUGIR DE LOS TRENES--SULLY NOLGA TURESSO
El primer tren en llegar
le dio vida a Villa Eloísa
y el último tren le dijo
adiós a la estación
el humo jugando subió
a las nubes y le
pintó las alas a un querube.
La campana lloró en silencio
su tristeza, solitaria
Soberbios pastizales
cubrieron las vías,
a la estación
la vistió un traje
de ausencia y nostalgia
Sus paredes atesoran
días de trabajo riguroso, cansancio
Encuentros, desencuentros
abrazos, besos y partidas.
En el amanecer de estos cien años
elaboró su duelo
la vieja estación de trenes
luce un nuevo maquillaje
la vuelve hermosa, sonriente.
Sus pinturas dicen;
Casa de la Cultura.
HOMENAJE AL GAUCHO--MARTA MANNA
Naciste con la Patria
bajo un cielo bendito,
la pampa fue tu cuna
que calor te brindó,
cabalgando entre montes
te guiaron las estrellas
y en cantos con guitarra
tu alma se templó.
Amigo de gauchadas
ofreciendo tu mano
con tu mirada franca,
sin provocar dolor,
cobijaste al hermano
sin buscar beneficios,
tejiendo con palabras
que hablaron de tu amor.
De callos, cicatrices
tus manos se llenaron
trabajando la tierra
que nunca fuiste dueño
y sin querer o queriendo
de a poco te robaron
un mundo de ilusiones
que se durmió en tu sueño.
Hoy te rindo homenaje
tropero de esperanzas
porque fuiste un arriero
recorriendo el camino
de Argentina naciente
nustra tierra querida,
raíces de mi suelo
¡Noble gaucho argentino!
POEMAS SOBRE PAPEL MOJADO--MARÍA RAQUEL VARELA
Emociones teñidas
por la melancolía
van quedando grabadas
en mis hojas de vida.
En letras impregnadas
de nostalgias y ausencias
mis poemas terminan
en páginas mojadas.
Palabras deslucidas
por el llanto o la lluvia,
por las aguas del río,
Por la sangre vertida.
EL FESTEJO--CATALINA GUTREJDE
En homenaje a mi madre…
Imitando la simpleza de su vida,
la mesa luce la fiesta esperada,
fresias perfumando las paredes
vestidas con frágiles guirnaldas.
Una silla a su lado aguarda
el gozo presente de la abuela,
soplará la luz de la esperanza
al cumplir noventa primaveras.
Voces, risas danzando en el aire,
se unen al burbujeante brindis
y mancomunados agradecen
su presencia, el amor, el desvelo.
Luego la partida….
un nuevo hogar la cobija,
el frío se adueña de las almas
derramando su melancolía.
Y nuevamente la silla,
Permanecerá vacía.
A GOLDY, MI PERRITA--CARMEN HEBE TANCO
In Memoriam
Solas. En Serenidad. Abrazadas.
aternuramos el traspaso del alma
en aquel imprevisible meridiano.
Te fuiste envuelta en brisa. Tibia.
como aroma desprendido de incienso
y quedó hueco mi vivir. Enmudecido.
(Ausencia es vacío que flamea
en mástil de acantilado denso)
Por la pureza de tu solar mirada
en cada desplazamiento o relieve
de lo existente-me desentiendo-
Para unirme en el amor, contigo.
QUISIERA CONTARTE- ANGÉLICA MELFI
Amor, quisiera contarte
entre las cosas más bellas,
quisiera que las estrellas
alcancen a iluminarme
para poder expresarte
en cada verso una flor,
y decirte con fervor
que sos mi único anhelo.
Para mí es un consuelo
sentir a tu corazón,
dejo la pluma al compás
de mi cerebro inspirado.
¡Aquí está tu ser amado
que no te olvida jamás!
PARTIR- ANNI EDITH FULCA
Cuando me llegue la
hora de partir, no me lloren,
al contrario despídanme con
alegría, pues yo habré cumplido
mi misión en esta tierra.
Me habré enamorado de un
hombre, de ese amor habré
tenido hijos, de esos hijos nietos,
también habré tenido amigos.
Por todo lo vivido, y por todo lo
cumplido, en Paz con Dios y de
su divina mano, al cielo subiré,
y desde ese lugar los seguiré
amando y cuidando como el
primer día que nací.
Cuando me llegue la hora
de partir no me lloren, al
contrario despídanme con alegría.
viernes, 14 de diciembre de 2012
ELLA ESCRIBE CON SUS MANOS DE ALONDRA- DAVID ANTONIO SORBILLE
A “A cuerpo abierto”,
de Graciela Licciardi (2006)
*
Ella escribe con sus manos de alondras
porque tiene la ilusión de los que ayudan
a emerger de los golpes secos de la vida
los que no disimulan el dolor de reconocer
el lado oscuro que nos cruza de angustia
pero también demuestra que se puede
regresar del territorio de la nada
para arropar a los pobres y gritar con los que sufren
denunciar la hipocresía de los que se miran el ombligo
porque a veces escribir salva
cuando se busca el significado de uno mismo
en tanto palabra que viaja en el tiempo
como una cadena atada a los recuerdos
inolvidables como la madera en la nieve
LA CAMA- NÉLIDA OJEDA
Llegué esa mañana de junio muy estresada por la novedad que era para mí entrar en un hospital.
Nada grave me llevaba a ese lugar, sólo la operación de una várice que amenazaba convertirse en trombosis.
Me tocó compartir la habitación con una jovencita internada por una pleuresía en vías de muy buena recuperación. Después de una revisión ocular detuve la mirada en la cama; la observé pulcra, cómoda, y me quedé tranquila. Mi compañera que había estado observándome notó mi interés por ese mueble que me acompañaría varios días y se sonrió al ver la satisfacción y me dijo: “ahora apreciará todo lo que significa la cama”- y me dio la bienvenida.
Mientras ubicaba mis pertenencias me puse a pensar cuántas cosas que conforman nuestra vida cotidiana adquieren una dimensión que casi no reparamos y donde pasamos la tercera parte de nuestra existencia.
Por primera vez noté cuán importante e indispensable era su presencia en nuestra vida. No solo para dormir o descansar, siempre está con nosotros; leemos, nos sentamos; los niños saltan y la convierten en un juego; comemos, nos ubicamos en ella para mirar una película o nuestro programa favorito. Es tan necesario en nuestra vida, que sin darnos cuenta se ubica en el mueble indispensable de la casa. Su presencia se remonta a las antiguas civilizaciones de Egipto y Asiria, según cuenta la historia.
Si estamos enfermos, la cama se convierte en el mueble más necesario, en la compañera indispensable que velará nuestro sueño, calmará nuestro dolor y si llegar el momento de remontar el vuelo hacia ese ignoto, del cual nada sabemos, será la cama el postrer refugio de nuestra vida.
Tal vez por todo lo que pasó por mi mente en esa fría mañana de junio, detuve la mirada en ese mueble que sería durante varios días una compañera inseparable y muy querida.
Es tan necesaria en nuestra vida que se ubica, sin darnos cuenta, en el mueble indispensable de la casa.
EL MONO BIMBO- RONY RANSENBERG
El mono Bimbo cumplió cincuenta años, toda su existencia en cautiverio detrás de la herrumbre de los barrotes de aquel lugar ubicado en la frontera de Palermo, el jardín zoológico.
Festejaron su edad, autoridades, veterinarios y cuidadores del lugar, incluidos brindis, fotos y filmaciones; sus ojos apacibles y apagados observaban el movimiento alrededor de su cuerpo.
Se durmió, soñó que a la manera de un trapecista saltaba de rama en rama con sonidos cuya gramática eran sacudones de su selva ancestral.
Entornó sus párpados con expresión de indiferencia, por un instante un destello de luz alumbró su rostro y sintió el sueño como algo tangible.
Maravilloso, había sentido escenas nunca vividas en su vida real: misterios de vivencias de antiguas culturas.
Volvió a ensoñar otro recorrido onírico…nadie se dio cuenta, y siguieron festejando
CARRO CUÉ-RAMONA DÍAZ
Me encontraba en plena tarea en el corral una tarde ayudando a la abuela junto a mi madre y mis hermanitos, separando a los terneros de sus madres hacia un corral contiguo, dejando caer una rama sobre sus lomos o simplemente pasando mi mano sobre ellos! Qué sensación tan especial se sentía en ese lugar! Un inmenso amor envolvía todas las almas!
Ya en la mañana muy temprano nos preparábamos para ordeñar las vacas, era como un juego para nosotros correr a los terneros y acercarlos a sus madres, para que den la última chupada y así dejar salir la leche igual a una catarata blanca y espumosa que caen de esos pesados pezones.
Las vacas lecheras entraban en forma automática al corral contiguo al de sus crías. Todo se mezcla en el lugar, la tarea diaria y el atardecer que caía dando una coloración muy particular a la zona junto con el perfume silvestre que envuelve y el canto y aleteo de los pájaros que van en busca del lugar para pasar la noche. Un solo sentimiento imposible de explicar, forma parte del alma de las criaturas que habita esta tierra. Este sentir del paisaje acaricia y deleita la tardecita de un día agitado y caluroso.
Cada una teníamos una vaca, no cualquiera podía tocar esos pezones al cual estaban acostumbradas. Primero había que atarles las patas traseras para que no se muevan. Unas caricias rápidas y chupadas de sus crías por las hábiles manos del ordeñe dejaban brotar la leche que caía en los baldes en forma de lluvia blanca. Las manos formaban filas unidas como un gran telar por el movimiento.
Cantábamos, reíamos. Algún chorro nos salpicaba la cara por la rebeldía de las vacas.
La noche entraba. En el horizonte polvoriento se asomaba un carro que se venía velozmente: era el carro cué (*) del abuelo que regresaba del pueblo. Había llevado ese día los tarros de leche a la ciudad .De pronto la abuela sale presurosa hacia la tranquera. El abuelo tiraba de las riendas pegando a los caballos con furia y éstos corrían desenfrenados, exhaustos, jadeantes.
Vi a la abuela tironeando la pesada tranquera para poder abrirla con sus débiles y tiernos brazos, empujaba y empujaba con la poca fuerza que le quedaba. Pero no tuvo tiempo.
Todo se paralizó .Un silencio mortal nos envolvió. Nuestros ojos se clavaron en la abuela y en ese carro que ya estaba encima…Él seguía brutalmente pegando y pegando a los caballos, que querían desviarse del camino para no llevarla a la abuela por delante, pero era imposible detener ese carro cuè.
--¡Dios la bendiga! -- escuché decir a mi madre.
El abuelo parecía ser el mismo diablo. Se llevó por delante la tranquera, los caballos levantaron su patas como tratando de no pisar a la abuela, que voló por el aire junto con una parte de la tranquera que se partió en pedazos. Hasta los animales dejaron de rumiar. El silencio fue más profundo aún y nada se movió por un instante.
Como por una bendición divina vimos a la abuela levantarse del surco de arena, que se forma en cualquier tranquera por el continuo paso de los carros y caballos durante el día.
Ella nos miró, acaso sorprendida, sonrió, nos saludó, sacudió su pollera, se arregló el pelo y corrió detrás del carro cué que se detuvo frente al rancho.
(*) carro viejo, desvencijado, maltrecho.
NENA
¡LO QUÉ FALTABA!- OLGA M. LEVY
La Argentina, bendito país, campos por doquier, maravillas naturales. ¡Dios te ha bendecido!
Amo este suelo donde las semillas crecen con facilidad, es tierra fértil, muy buena para la siembra, y también para el ganado. Añosos árboles que nos dan sombra y nos cobijan. Hermosas flores que se destacan por sus colores y variedades.
Sí, ésta es mi querida Argentina. Pero, ¿qué sucede? En los últimos años estamos inmersos en innumerables casos que nos sobresaltan: delitos, muertes absurdas, asaltos, entraderas, salideras... (vocablos nuevos que no conocíamos). No hay seguridad ni tranquilidad… No obstante adoro este país. Pero… ¿la educación?: alumnos, maestros, profesores, directivos y funcionarios, todos involucrados en un conflicto impensado.
Escuelas tomadas por los alumnos… Sí, más de tres semanas, y sin soluciones para las cuarenta y seis escuelas… Es increíble… Los funcionarios dialogaron con los alumnos, pero aún no encontraron la vía de salida a este inusual conflicto…
Sigo buscando respuestas…, miro el reloj y me doy cuenta de que es tardísimo.
Pasa un taxi, le hago señas y para. El hombre, uno de mis amables “tacheros” comienza la conversación.
-Vio señora, ¡qué problema con las escuelas tomadas!
-¡Qué casualidad! Pensaba en ese conflicto.
-Ah, ¿sí?
-Sí, porque realmente es reprochable, no es posible que los alumnos tomen los colegios dejando a un buen número de chicos sin clases…
-¡Pero es la única manera de llegar a las autoridades!
-Parecería que es así… Afortunadamente entre los responsables del Ministerio de Educación hizo eco este conflicto.
-Por suerte, porque mi mujer es profesora de secundario, y tengo una hija que está en 4º año.
-No obstante sigue el problema. Cinco escuelas desistieron de loa toma, pero todavía hay más de cuarenta que siguen en esa tesitura. Ya son más de cuatro semanas y no hay solución…
-¡Qué barbaridad! Tantas clases sin dar, y también temas que no se darán…
-Tengo entendido, según los medios de información, que se reunirán los alumnos representantes de las escuelas tomadas con el Ministro del área para tratar de resolver esta cuestión. Esperamos que sea definitiva.
Estudiar es una tarea ardua, requiere disciplina, interés y método. Además, el gusto por las materias. Esto es competencia de los educadores. De esta manera los alumnos se involucran con el estudio.
Así, podrán reflexionar y opinar; los conocimientos adquiridos se esparcirán, y será fructífero para ellos que conformarán una sociedad sana y moderna.
De “El “tachero y yo”.
NO FUI DECENTE, TUVE MIEDO- MARÍA TERESA BRUGÉS
Ya pasaron muchos años
Después de tantos años, de engaños, y de fingir,
Clara se despertó, decidida a hablar con su hija, eso les haría bien a las dos.
No podía soportar, que la idea de decencia, que le había inculcado desde tan chica, arruinase su futuro.
Tenía que hacerlo, por su hija, pero también por ella.
Tenía que cambiar todo el discurso, que durante años sostuvo.
Pero como decirle, a su propia hija, que la felicidad no fue su padre, que su verdadero amor fue otro.
Pero al tener delante, la presencia de su hija, solo pudo decir:
“No fui decente, tuve miedo”.
NOSOTROS- JOSÉ NAROSKY
Mis aforismos no son míos.
Son de la vida.
No me dolieron los golpes
Me dolió que me golpearan.
Cuanto más aislados estamos, más mundos vemos.
Aunque no soy el que fui, soy como fui.
Las tristezas nos dibujan marcas que las alegrías ya no borran.
Me cierran con mil candados. Pero yo soy la llave.
No somos artífices del nacer ni del morir. Pero podemos serlo del vivir.
No importa nuestra razón, importa la razón.
Olvidar puede ser tan necesario como recordar
La afonía de hoy no borra nuestro canto de ayer.
Nuestra vida no es solo nuestra.
(De “Aforismos de oro”)
LA PATAGONIA FANTÁSTICA- JORGE CASTAÑEDA
La Patagonia ha sido y seguirá siendo una tierra de fantasías y de aventuras. Miles de leyendas han cuajado en su geografía austera pero atrapante. Desde la misma época de la mal llamada “conquista” hasta la actualidad, febriles cronistas, frailes de portentosa imaginación, exploradores de ambiciones desbordadas y aventureros de toda laya dejaron su impronta mágica, sumando su cultura a los viejos mitos de los pueblos preexistentes.
¿Acaso no escribió Miguel Otero Silva sobre este continente desbordado invitando a habitar bajo su cielo?
“Vete a las Indias, hijo mío. No son mentiras las hazañas de Amadises y los galaones que eternamente habíamos tenido por invenciones. No son patrañas las proezas griegas y romanas que glosan los trovadores, ni son fantasías los mundos fabulosos que miramos cuando soñamos. En las Indias los ríos y los lagos semejan encarcelados mares de agua dulce, de cuyas profundidades ascienden en la noche hidras de muchas cabezas que resoplan llamaradas por sus muchas narices”.
¿Acaso el soldado y cronista Bernal Díaz del Castillo en su “Historia verdadera de la conquista de Nueva España” no escribía lo siguiente?: “Nos quedamos admirados y decíamos que parecían cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís. Uno de nuestros soldados decía que si aquellos que veían, si era entre sueños, no es de maravillar que yo escriba aquí de esta manera, porque hay mucho que ponderar en ellos que no sé como lo cuento. Ver cosas nunca oídas ni vistas, ni aun soñadas como veíamos”.
¿No hablaron acaso de sirenas pero “que no eran tan hermosas como las pintan? ¿No oyó hablar Caboto acaso de “unos indios que de rodilla abajo tenían los pies de avestruz y que también le dijeron de otras generaciones extrañas que por carecer cosa de fábulas no las escribió? ¿Serían estos indios acaso nuestros “pampas” que en sus fiestas ceremoniales pintaban sobre su pantorrilla la pierna del avestruz?
¿Acaso Guevara no había visto “hombres con narices de mono y gibados que miraban la tierra y Martire no habló de los peces cantores que encantaban a los navegantes?
Pero seguramente ya en la Patagonia se superan todas las maravillas con las anotaciones de Antonio Pigafetta, cornista y navegante florentino que acompañó a Magallanes cuando escribió en su “Il primo viaggio in torno al mondo” que había visto “cerdos con el ombligo en el lomo, pájaros sin patas, cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho y otros cuyos picos parecían una cucaracha, un animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de siervo y relincho de (se refiere sin dudas al guanaco) y una isla habitada sólo por mujeres que concebían del viento y cuando nacía un varón lo mataban, lo mismo que hacían con cualquier varón que llegara a la isla”. ¿No será tal vez una metáfora que los patagónicos somos concebidos por el viento?
Y otra vez volvemos a Miguel Otero Silva: “Vete a las Indias ahijado. En las Indias hay comarcas sin límites donde se siembra la caña de azúcar, el algodón, el índigo; y la tierra que te devuelve mil sudores. Hay rebaños que te son dados en propiedad para premiar tus servicios al Rey, y que trabajan de día y de noche para acrecentar tu hacienda. Y, refulgiendo por sobre todas las cosas hay oro: no el oro brujo de los alquimistas, ni el oro que fabrican los judíos y catalanes en sus cazuelas, sino el oro verdadero, aquel que Dios puso entre los pliegues de la gleba para que se aprovechen de él; templos de oro macizo, príncipes que se bañan en polvo de oro, de pesados collares de oro que los indios truecan por un espejo” ¿No es acaso casi cierta la leyenda de la “Ciudad de los Césares que tanto fatigara a los frailes?
¿Acaso de Antonio Pigafetta no tomó Shakespeare el nombre del misterioso “Setebos”, demonio principal de los patagones para incorporarlo a su libro “La Tempestad”?
¿Y acaso el mismo Pigafetta no le dio a nuestros tehuelches –pues de ellos se trataba- el nombre de patagones en alusión al monstruo Pathagón, del famoso libro de aventuras de moda en las cortes de su época?
La Patagonia es una tierra de aventureros, de viejos mitos, de fantasías, de un realismo fantástico que supera a todos los libros, pero también la “proa del mundo”, la “región de la aurora” que soñaron los poetas y una tierra de promisión para quienes la eligieron como su lugar en el mundo.
Valcheta, prov. de Río Negro
LA ESPERA- CARLOS ABRAHAM
Llegó una mañana, por el Camino Nuevo. Se llamaba Alejo. Tenía veinte años entonces, que ahora eran cuarenta. No se le conocía apellido, pero la gente del pueblo lo llamaba “El Marcao”, por el tajo que le partía la mejilla izquierda.
Era tropero. En el verano conducía el ganado a la capital, con algunos conocidos de su juventud. Cuando no trabajaba -era lo más habitual-, era como si no existiera. Casi no salía de su casa, ensimismado en su silencio. Pasaba las horas vacías tendido en el catre, mirando el techo de paja vieja, mateando.
Una de esas tardes estaba sentado ante la puerta -la casa estaba frente al camino-. El sol hacía reverberar el aire. Despacio, desde lejos, vio acercarse a la esposa de uno de sus vecinos. Tardó un poco en recordar el nombre: Matilde.
Traía unos cabos de vela del almacén. Lo saludó, y siguió su camino.
Más tarde pensaría, sorprendido, que esa momentánea visión le bastó para enamorarse. El amor no es un proceso complejo. Un frase, una mirada, una sonrisa de la otra persona, puede bastarnos para revelarnos que la amamos. No se le ocultó esto a Alejo, todavía sentado ante su puerta. Hacía varios años que la venía codiciando, sin saberlo. Recordó que, aún antes de saber quién era y con quién estaba casada, la miraba durante horas desde su ventana, mientras ella atendía la casa o los animales. Pensó que ya había perdido demasiado tiempo.
Alejo era hombre solitario, que no se hablaba con nadie de por allí, pero durante un tiempo se había amigado con el esposo. Solían jugar largas partidas de truco, unas veces en su casa y otras veces en la del otro. Una discusión sobre tres o cuatro reses sin marcar los había distanciado. Por eso, recién entonces vino a enterarse que se había ido, meses atrás, a luchar al Paraguay.
Alejo no entendía mucho de política, y su rival tampoco, pero la novedad lo alegró porque, como pensó, tenía el campo libre. Sin embargo, conocía -o, mejor dicho, intuía- los pensamientos de Matilde, y sabía que no traicionaría a su esposo, mientras éste viviera.
Matilde acostumbraba ir los domingos al rancho que un cura usaba de parroquia, a unas leguas de allí. Él nunca había ido -sólo profesaba cierta veneración retórica a los crucifijos e imágenes-, pero esa tarde no faltó. No apartó los ojos de ella en toda la ceremonia. Ella lo notó desde el principio y se mostró hosca y distante, como obligada por mera cortesía a responder, cuando él se ofreció a llevarla a su casa. Sin embargo, aceptó. Ella iba en el caballo y él llevaba las riendas, caminando.
Esto ocurrió dos o tres veces más.
En una de sus ahora insomnes noches fraguó su plan. El marido tenía que morir. Durante un tiempo meditó en costearse hasta donde estaba el ejército y darle muerte, pero descubrió que una muerte fingida valía tanto como una muerte real.
El Juez de Paz, un tal Freiden, era, por llamarlo así, amigo suyo. Le debía varios favores durante las elecciones, y Alejo pensó que ya era hora de cobrarlos.
Una tarde se decidió a ir. Era un despacho breve y sobrio. De las paredes colgaban retratos a pluma de viejos matreros y desertores, con el monto de las recompensas al pie de la hoja.
Le explicó sus propósitos; el otro no tuvo problema. Tras pocos minutos le entregó una carta, escrita (Alejo no sabía hacerlo) y sellada por él, dirigida a la mujer, donde se comunicaba que el esposo había muerto en una emboscada, en Corrientes.
“Son ladinos estos paraguayos”, le dijo sonriente el juez.
Alejo contestó con otra sonrisa, sin entender la broma.
Matilde pidió al cura de la parroquia que le leyera la carta, porque el chasqui tampoco sabía. Lloró poco. Ya estaba hecha al dolor: desde que su marido fué a la guerra se había resignado a perderlo.
Pasaron varios meses de luto. Se veían sólo los domingos. Una tarde, tras la misa, la trajo en ancas y entraron juntos a la casa. El cura los casó algunos días después, un jueves. Habitaron el rancho de ella, pues el suyo era casi una tapera.
Pasaron tres años. Alejo ya no volvió a llevar las tropas de ganado y sólo trabajaba de vez en cuando como domador en una estancia vecina. Vivían de sus animales. Ella casi se había olvidado del otro. Una tarde, trajeron una carta con los sellos del ejército. La llevó al Juez para que se la leyera. Había abrigado la esperanza de que el otro hubiera muerto, y fue sintiéndose cada vez más incómodo a medida que progresaba la lectura: el marido de Matilde confiaba en regresar pronto.
El Juez tenía, al devolverle la carta, la misma sonrisa de años atrás. Sólo ahora notó lo que había de burla en ella.
La guerra daba visos de terminar. Alejo comenzó a traer a vecinos y forasteros a la casa para tener noticias del frente. Intentaba saber, desde allí, la suerte del otro. Matilde se alegraba con eso, porque no le gustaba la soledad. Antes de casarse con él, le había dicho que estaba en el Regimiento 6 de Caballería, ahora en territorio paraguayo. Ese regimiento había tenido muchas bajas en la última batalla, librada hacía menos de un mes. A Matilde ya no le interesaban esos lejanos combates, excepto por esa mezcla de hastío y repudio con que una mujer ve la guerra en la que ha muerto un marido o un hijo.
Sin embargo, Alejo no decía nada cuando su esposa sacaba el tema. Seguía mateando despacio, con la vista vagando por el techo.
El otro era como una antigua pesadilla que habíamos olvidado y que vuelve. Se preguntó qué debía hacer, si huir o enfrentarlo. Al principio, lo segundo le pareció absurdo -el otro tenía una bien ganada fama de cuchillero-, pero luego fue convenciéndolo. Pensó que más valía morir probando su valor (que nunca había tenido ocasión -ni deseo- de usar), a sufrir el oprobio de tener que escapar como un cobarde.
Llegó el verano y con él las lluvias. El camino y el campo se habían convertido en un inmenso barral. La guerra ya había terminado.
Una noche se despertó, sofocado de calor. Ella dormía a su lado. El silencio era total. Se vistió y tomó su cuchillo. Esperó varias horas, minuciosas y lúcidas, sentado en el borde del catre. Faltaba todavía mucho para el alba. Pensó que, después de todo, no era la primera noche que pasaba desvelado. Salió, cerrando la puerta tras él. Al rato, se oyó el lejano relincho de unos caballos.
La noche clareaba, cuando un hombre entró, silencioso, en la casa. La mujer seguía dormida.
HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE- HÉCTOR SERRANO
Cuando el médico salió de la pieza, se dio cuenta que había hervido el agua del mate. Tiró al agua en el baloncito y volvió a llenar la pava. La puso el calentador de alcohol en la silla baja. Miró a Pedro, en la cama.
-Muerto-había dicho el médico. Sobre la mesa le había dejado el certificado de defunción.
-para poder enterrarlo-la había dicho.
-Pobre el Pedro-pensó y se apantallaba con una revista.
Eran las tres de la tarde y el calor era insoportable. Se levantó lentamente y salió al balconcito.
Miró allá abajo, la avenida, la gente, los autos. Se acordó de su puebla. Allá, en Entre Ríos.
El Pedro la había sacado a bailar. Fue en el casamiento de la Flora, su comadre. Ella ya lo había visto en la iglesia. Con el saco azul y la camisa blanca. Mientras el cura les decía a los novios que el matrimonio era algo que Dios unía hasta que la muerte los separara.
Estaba buen mozo el Pedro con su saco azul.
-Es mi primo de Buenos Aires-le había dicho la Flora- Mirá si lo enganchás y te vas para la capital.
Y él la había sacado a bailar en la fiesta. Y se engancharon y se fueron para Buenos Aires. A esa misma pieza en al hotel de la avenida..
Los autos seguían pasando allá abajo. El aire caliente no llegaba a secar el sudor del cuello que ella secaba con el brazo.
“Hasta que la muerte los separe”, había dicho el cura y aunque ellos no se habían casado, el Pedro era de ella y ella del Pedro, hasta que la muerte los separara. Entró en la pieza. Miró otra vez al Pedro.
Pensó en todas las ilusiones que habían tenido con el Pedro. El terrenito en Casanova, la casita que iban a hacer.
El Pedro siempre le decía que iban a tener un jardincito y que los hijos, cuando vinieran, jugarían en él.
Se echo el último mate. El calor era agobiante. Entornó las persianas y se acercó al Pedro. La sábana apenas tapaba el cuerpo desnudo del Pedro. Lentamente se quitó la ropa. Tiró la sábana al suelo. Besó al Pedro en la boca y desnuda se acostó a su lado.
Acarició ese cuerpo que había sido suyo. Tocó sus manos, su pecho, sus piernas. Lo besó de nuevo y suavemente se quedó dormida.
Se despertó muy de noche. Se levantó. Abrió las persianas. La luz de la Luna entró en la pieza.
Volvió hasta el Pedro. Lo besó una vez más.
-Hasta que la muerte nos separe-pensó.
Y rápida salió al balconcito y se arrojó.
EDUARDO SANTAMARÍA- DON ENRIQUE
Don Enrique Venturini, provenía de una familia de artesanos y herreros italianos, más precisamente de la zona de Piamonte.
Alquilaba un local en una de las calles transversales que cortaba la avenida principal
Comenzaba su labor muy temprano y después de tomar unos mates encendía la fragua donde a maza y Yunque hacia del hierro rojizo siluetas mágicas, algunas vendía y otras obsequiaba a sus vecinos, generoso al extremo, era socio fundador del Hospital Vecinal de la zona, organizaba festivales en el Kimberley Club y con lo recaudado solventaba los gastos de dicha sala.
Cuando cumplió los cincuenta, Irene la dueña de la tiendita le organizó la fiesta, soltera como él, invitó a toda la vecindad. Al promediar la velada llegaron los músicos que deleitaron a la concurrencia con melodías populares y alguna que otra canzoneta que Don Enrique canturreaba por lo bajo.
Irene bailó toda la noche con él, cuando la fiesta estaba por culminar, los vecinos plaqueta en mano, lo buscaron para homenajearlos. Don Enrique e Irene habían desaparecido.
De todos modos la plaqueta sobre el frente de la herrería dice asi:
“A Don Enrique Venturini, buen vecino
Filántropo y amigo leal
Sus vecinos”
En el sobre que recibió esta mañana doña Angélica, vieja vecina del barrio, hay una foto, tres siluetas, dos conocidas una tercera un rubiecito sonriendo, debajo de las lineas…
“¡Perdón por fallarles!
Enrique”
Chivilicoy , Febrero de 19…
CAYETANO FERRARI- PENTAGONEANDO
1-Ustedes, claro, apenas permanecían unos segundos dentro de esa caja transparente. Bañaditos, fresquitos, dispuestos para ir a la playa. Me gustaría verlos aquí metidos, encerrados 12, 14 horas. ¿Eh, qué dirían? “Es su trabajo. Qué bonitos se ven los morros. Qué pintoresco es todo”. Pero ustedes ignoran los poderes del ascensorista. Conecté en directo el botón del primer piso con el del último, el 25, más el timbre de alarma y crucé la fuerza energética en vivo: ¡chispazo en cascada! Y el elevador enloqueció a todos en un minuto. Se abrió la puerta y la carga humana cayó sobre el mar. El ascensor, fuera de quicio salió disparado hacia el espacio; y yo dentro, borracho de libertad.
2-Tirado, sobre la vereda, casi incrustado entre baldosas, pido ayuda a los desconocidos que van y vienen. Alguien se inclina y veo que se levanta un personaje: ¿soy yo mismo u otro que se me parece hasta el terror. Sigo pidiendo ayuda. Ningún otro atisbo de socorro. Estoy seguro de morir aquí, incrustado, sediento. Pero algo mío ha quedado afuera, indiferente de si propio y de mí. Sí; es mi copia independiente del original. Copia eterna en el tiempo. Lo comprendo: yo también soy doble de alguno; también yo fui indiferente. Es la ley universal que la ciencia escabulle entre signos, fórmulas y sofismas.
3-Cuando Orfeo concluyó su divino canto El Rey de las Tinieblas, exclamó: “Te restituiré a Euridice, realmente te lo mereces. Tu canto me ha conmovido. Pero te impondré una condición: No debes mirarla hasta que haya salido del Hades.” Orfeo dudó de la sinceridad de Plutón. Cuando Orfeo se volvió no vio a Euridice, sino sólo un fantasma de aquélla. Orfeo ya estaba condenado a no poseerla más. Los dioses son más avaros y celosos que los hombres.
Orfeo sabía que nadie, ni los dioses, pueden imponerles condiciones a los amantes. El amor es ley incondicionada, no tiene causalidad.
4-“En el mundo actual todo termina teniendo valor comercial. Suecia importa, de Europa, grandes cantidades de basura.”
Hay una suerte de primera hora. Es la hora de la revelación que puede aparecer una o dos veces en la vida. En la que vemos una realidad oculta o sustraída a las horas de cronos.
Me encontré inmerso en esa hora, casi sin luz. El asfalto se ondulaba como el vaivén de un mar dormido. Los edificios bogaban cerca de las orillas. El cielo, tinta plana grisácea, capturaba estrellas negras. Y surgieron desde las esquinas, desde la boca de la noche, desde algún abismo remoto, fragatas, veleros, canoas, balsas, que flotaban en ese mar negro sin puerto, sin amarradero, sin llegada. Todos cargados de basura.
La noche de la basura toca a su fin. Iba a replegarse para que cronos pudiera disfrazar la inmundicia desde las rubias estrellas.
El asfalto vuelve a mostrar su negra cara de cotidianidad. Montañas de basura en las esquinas resisten la canícula. Una bocanada de sucio viento ahoga mi desencanto. Los edificios son bocas cariadas que sonríen a la desmesura. ¡Mi Buenos Aires querido!
5-En esa catacumba ominosa aquellos hombres desnudos y crueles no se daban tregua. Se despedazaban entre sí. Sin lograr transponer el umbral. Los veía iracundos, atormentados. Los gritos salpicaban sangre y amargura. Los fotones de un sol indiferente se desparramaban por la entrada, inalcanzable.
Uno de aquellos hombres, herido, alcanzó a estirar un brazo y abrir su mano hacia el otro lado del umbral. Repetía, señalando mi Sombra: “…sabemos que detrás del umbral nos miras, Justicia, estás, lo sabemos, lo sabemos, ¡Justicia!, ¡Justicia!...
FUERZA- GITTEL GRUBER
No sé que me pasó. Una fuerza profunda se apoderó de mí y sentí en mi pecho un temor. Sabía que no podía quedarme más en ese lugar. Por eso salí tras el perfume que olía suavemente y tuve ganas de impregnarme de ese aroma. Mientras caminaba percibí la fragancia de flores de azahar en todo mi cuerpo. Esto me contenía, me daba fuerzas. Estaba en completa libertad. No escuchaba a nadie, sólo valía mi voluntad. Mi deseo era llegar al paraíso terrenal.
Debía lograrlo yo sola, sin pedir ayuda a nadie, por mis propios medios. Así tras un largo trecho en mi caminata comencé a ver luces de distintas formas y colores. Pensé que faltaba poco para darme cuenta que mi destino se estaba por cumplir. Sonreí y me alegré. De repente lo veo a Aníbal, mi amor, esperándome con un ramo de rosas, sonriéndome. No parece que ya tiene setenta años, es menor que yo. Nos dimos un beso y los dos entramos a la farmacia a comprar nuestros remedios y de paso preguntaremos si nos hacen el descuento por PAMI.
CARLOS PENSA- LA BELLEZA (4)
Reiterando lo dicho en las publicaciones anteriores (ver POLÍGONO DE CUENTISTAS Y POETAS números 54 de mayo 2012, 55 de julio 2012 y 56 de octubre 2012 ó en www.poligonovirtual..blogspot.com) aquí presento poemas breves donde la mención de la belleza amplía el contenido, imaginación mediante, de la obra ofrecida al sugerir encontrarse con las muchas posibilidades de aquello que se menciona.
Seguimos con el AMOR
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
XXXIX
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma
brotará el agua de la estéril roca.
Sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que al amor responda;
que es una estatua inanimada…; pero…
¡es tan hermosa!
Libro RIMAS de Biblioteca Página 12 de Buenos Aires Carece de fecha de edición o impresión.
Poeta español, llamado al nacer Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida y cuya “vocación literaria es precoz y su vida breve”. Se dice que sus primeros escritos, a los once años, son producto de la influencia del romanticismo.
Leyendo este poema visualizamos a una mujer, vana, caprichosa y desamorada presentada por Bécquer como una estatua sin alma; cuánta belleza debió encontrarle a esta malvada e indiferente, para quedar, finalmente, gritando su hermosura. O… tal vez
esa mujer era virtuosa y amable pero no se interesó por el poeta?
JUICIO DE ADOPCIÓN-CONRADO NALÉ ROXLO(CHAMICO) (1898-1971)
Señor Juez de Familia: sin duda Usía tendrá mucha tarea entre manos y fojas, porque las familias, las que mas las que menos, tienen sus embrollos y hay cada una mas de cuatro que vale mas no hablar, como ser aquí nomas los italianos de la fonda de la estación, “L`América Fatta”, que entre los agios que él se manda hasta con un simple puchero de aguja y la mala cabeza de la señora, que parece ser que ya en Italia dio mucho que decir, y la hija mayor, que dicho sea de paso, está muy puesta en razón, físicamente hablando, pero sigue el ejemplo materno, aunque ellos dicen que es para atraer a la clientela, y mas valdría que dieran buena comida y no aguaran el vino, que ya es por demás y nadie puede picarse honradamente sin arruinarse. Pero dejando éstas miserabilidades, ya que un funcionario (que lo es un servidor) tiene que ser discreto, me permito rogar a usía que tome el presente en carácter confidencial, porque si no se guarda el secreto del sumario se podría entorpecer su marcha y, además, estaría feo que todo un letrado recibido y universitario como usía me imagino que es, ande charlando por los pasillos de los Tribunales de lo que no le va ni le viene mayormente.
Tomados estos recaudos en salvaguardia de la función pública, paso a exponer en estilo.
Se trata de un juicio de adopción que quisiera iniciar, ya que la sabia legislación lo ha incorporado hace poco.
La dificultad está en que uno de los cónyuges se niega a secundar al otro en tal laudable obra y es mi esposa con la razón o mejor excusa de que la criatura es ya muy crecida ¡como si un padre se fijara en la edad de sus hijos! Mi deseo es compelerla por medio de la ley escrita a dejarse de celos y suspicacias y abrir sus brazos maternales y las puertas del hogar (ésta Comisaría, su casa), a una niña abandonada en pleno campo por unos seres desnaturalizados y faltos de corazón. Se trata de Rosita Ardente que fue dejada aquí por un circo y en malas manos, ya que anduvo pasando de unas a otras sin encontrar un hogar seguro. Primero estuvo con un pastero; después con un talabartero italiano; después… ¿qué le voy a contar? La lista de los ingratos es larga y todos dicen lo mismo calumniosamente y es que la chica no tiene compostura y mi mujer se une a la vil voz de la calumnia. Mi propósito no es extremar el procedimiento y adoptarla como hija, si no simplemente como sobrina o entenada o cualquier otro parentesco de menos compromiso. El caso es que encuentre afecto en un hogar decente, como ella merece; y creo que así cambiaría de costumbres, como me lo ha prometido. Si usted la viera, señor juez, no dudaría un momento y se quedaría relamiéndose como dice la gente inculta pero expresiva. Le adjunto un retrato de cuando trabajaba de trapecista en el circo, ¿qué me dice? Yo no se si la edad puede ser un inconveniente, porque tiene 21 años y yo 53, pero dado mis sentimientos paternales creo que podría obviarse, y ella dice que sí, y como usted sabe, estando de acuerdo las partes… A mi mujer podría mandar un exhorto o algo así que la impresionara. Yo lo haría publicar en el papelucho local para acallar murmuraciones, ya que en ese sentido la gente aquí es muy mala de palabra y de hecho. Mi señora aduce que la chica no es trigo limpio, porque una noche se levantó a darle agua a un preso, y si el otro se propasó no es culpa de ella, pero usted sabe como son las mujeres. Yo ya he arreglado la situación y tengo a todos los presos esposados para evitar que se les vayan las manos. Creo que también tendría que esposar al agente Porriño (Romualdo), pero eso ya se verá.
Por el momento la tengo a la chica en calidad de demorada voluntaria, porque ella se manifiesta mucho. Es rubia y tiene ojos azules, como la pulpera de Santa Lucía, del gran poeta nacional don Blomberg. Claro que no niego que es un tanto traviesa, pero todos los chicos sanos lo son y hay que darle un poco de soga para que no rompan la estaca. En fin, usía verá lo que se puede hacer. Yo le abriría una libreta de ahorro postal, la vestiría bien, lo que vale la pena porque todo le cae como a los ángeles, y sería un sostén para ella, tan abandonada como está.
En espera de que la suya sea tan confidencial como ésta, lo saluda con sus sentimientos más paternales.
Agapo Cardoso (Comisario)
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