viernes, 15 de noviembre de 2013

MARÍA CRISTINA DALBES--A LIDIA FACCIOLA


TE FUISTE HACIA EL CIELO
EN SILENCIO...
LIDIA, poesía eres tú
Desde tu poesía
te fuiste hacia el silencio
con un beso de nieve
y alguna herida más.
Tu idioma fue la lluvia
que desató tu pena
tras una primavera
que no llegaste a ver...
Y fue el invierno frío
el dueño de tus manos
desde esa virgen nueva
que se ajustó a tu fe.
En la temprana hora
de llanto en caracolas
con cantos de leyenda
que hipnotizó tu adiós.
O en la señal del alma
tan tuya, tan amada
que ha de quedar por siempre
como esa voz de DIOS.
M.C. DALBES

FERNANDA CARBONE-VIDA


Esperarlo todo...
sin pedir nada ,
entregarse a Dios
con toda el alma.
Luchar con ansia
renacer desde el dolor.
Confiar sin medida,
Y dar amor...

MIGUEL MADRID--LA ESPERANZA


“la muerte está tan lejos como
grande sea la esperanza que
construimos”. Enrique Pichón Rivière
No me dejaré apresar,
no seré la víctima que huye
o se paraliza por el miedo.
Quiere cercarme
con sus sombras,
habitar mi cuerpo y pensamientos.
Aunque enmascare su mirada
descifro sus intenciones.
Envuelta en las telarañas del misterio,
es una mueca burlona
marcando realidades impensadas.
Preguntarle los motivos de su actitud.
No espero una respuesta creíble.
Será porque siempre aposté
a metas felices, a sueños realizados,
a la vida fluyendo en cada acción.
A palabras sinceras y abrazos fraternos
de los otros.
En estos días, la enfrento
con el coraje de mi ser
y la fe presente,
desafiándola.
APLAUDIDAS INTERPRETACIONES DEL DÚO:
PASCUZZO (guitarra) - ARAYA (flauta)
23 de Agosto de 2013
“La última curda” - Aníbal Troilo y Cátulo Castillo
“Soledad” - Gardel y Le Pera
“Tiempos viejos” - Francisco Canaro y Manuel Romero
“Adiós nonino” - Astor Piazzola
“A don Agustín Bardi” - Horacio Salgán
“Tirate un lance” - Héctor Marcó

GITTEL GRUBER--LA FELICIDAD


ANA Y PABLO SE CONOCIERON EN LA ESCUELA SECUNDARIA. DESDE EL PRIMER INSTANTE  SUS MIRADAS SE ENCONTRARON Y SUPIERON QUE ERAN EL UNO PARA EL OTRO. MIENTRAS CRECIAN DESBORDABA EL AMOR ENTRE ELLOS. CON EL PERMISO DE AMBAS FAMILIAS COMENZO EL NOVIAZGO Y MAS ADELANTE CON SU CONSENTIMIENTO CULMINO EN MATRIMONIO. LA PAREJA DESDE EL PRINCIPIO SABIA QUE DEBIA REGAR DIARIAMENTE SU AMOR Y DULCEMENTE MANTENIAN SU ENAMORAMIENTO. ASI CON EL ADVENIMIENTO DE SUS TRES HIJOS VARONES AFIANZABAN FELICES Y SATISFECHOS SU AMOR. NO EXISTIA NADA NI NADIE QUE LES IMPEDIA VIVIR ESE AMOR PLENAMENTE. CON EL CORRER DE LOS AÑOS SE SUMARON TRES NUERAS QUE COLMARON DE ALEGRIA Y FELICIDAD LA FAMILIA.
LUEGO LA LLEGADA DE LOS NIETOS EMBARGO DE DICHA AL NUCLEO FAMILIAR. CON LOS HIJOS LA RELACION ERA PERFECTA, RESPETUOSA Y MARAVILLOSA. SIGUIERON LA
CARRERA QUE LES SUGIRIERON SUS PADRES. OBEDECIAN CONTENTOS Y LAS NUERAS
ACEPTABAN CON ADMIRACION LO QUE DISPONIAN SUS SUEGROS. SE RESPIRABA PAZ,
TRANQUILIDAD Y ARMONIA. SE PODRIA DECIR QUE LA LUNA DE MIEL DE ANA Y PABLO
DURO DESDE LA NOCHE DE BODAS HASTA EL FINAL DE SUS DIAS. A NO DUDARLO...SE DAN CUENTA QUE ESTO SI ES UN VERDADERO CUENTO!!

ANDREA TOLA--DOS VECES YO AMO


YO AMO ESE SER
ESE QUIEN ME VIGILA ,Y RONDA.
DE TARDE, A LA NOCHE, CON SUS TRISTES OJOS,
NO ME LIBRARÉ MIENTRAS YO NO LES RESPONDA,
CON UNA MIRADA.
PERO SI LOS CALMARÉ CON EL ESPESOR DE MI ALMA.
¿QUIÉN PUDIERA VER EN TUS OJOS QUÉ OCULTAS?
¿Y SIRVE DESPUÉS DE HABERME ALEJADO DE ELLOS ?.
¿Y MI ALMA ?,¿Y LA TUYA ?
DÓNDE ...

OSVALDO BÉRANGER--ORACIÓN


En los instantes de sufrimiento, de cruz, de dolor, de la enfermedad que se prolonga, no permitas Dios que nos alejemos de la FE
En las horas de debilidad, tristeza y desaliento álzanos en tus brazos Dios mío.
Para ser grano fecundo debemos matar nuestro egoísmo, el amor propio, la vida mediocre.
Que de nuestros corazones brote la espiga de la humildad, de la bondad, de la comprensión y
tolerancia con todos los que convivimos
Danos la valentía de nunca mirar atrás y si nos comprometimos a cumplir una luminosa misión, sea
fácil o difícil, .que lo hagamos con alegría, sin temor y no busquemos mil excusas.
Rompamos las cadenas de nuestros defectos deliberados que nos tienen esclavizados, y haznos vivir en la
libertad del amor.
Vivamos con optimismo en los momentos tristes de nuestras vidas; con esperanza, en las
dificultades que nos rodean* con fe lo que nuestros ojos se resisten a no reconocemos..
Ya qua todo es vanidad, pura van i dad, para no ser insensatos no nos arrodillemos
frente a ningún "dios" oportunista y engañador. Hagamos morir en nosotros todo lo que es
transitorio, mediocre y sensacionalista*
Dios nos invita a poner todos nuestros corazones y esperanzas en El, porque entonces
no hay dificultad que nos acobarde, no hay pena que nos ahogue, ni hay dolor que nos
aniquile»

ANA ROMANO--MAGIA


Se esconden
los duendes
con sigilo en la almohada
Baila
vestida de fiesta
la muñeca
frente a la ventana
Gira
el carrusel
Zumban los oídos
La luciérnaga se inmola
en la vela encendida
y acentúa los colores
La madre arropa
al hijo dormido
El libro cae
en el borde de la cama
Desfilan
ante el sueño que
se avecina
los dibujos.

LEONOR VITRÓ-- SOLEDAD


Déjame que te cuente
no te vuelvas tan allá
escucha cómo te miro
pués gritan mis ojos yá
Llueve tristeza esta tarde
recógela para guardar
no consigo consolarme
socórreme....ven acá
Es que acaso estás tan lejos
que no alcanzo a divisar..?
el tiempo que nos separa,
la ausencia que está demás.....
Nada parece que fuera
nada quisiera olvidar.

SARA ROJAS-- LOS OJOS DE LOS NIÑOS


Los ojos de un niño destellan
inocencia
Como el agua fresca
de un mar de paciencia Todo ello
encierra
la vasta sinfonía
que da el universo
a la sana alegría.
Si todos pudiéramos
aprender de un niño a jugar,
ser buenos sentirnos
protegidos y darles a todos
ellos lo que más precisan,
Hogar, paz, educación
Nos ganaríamos el cielo con tan
buena acción
Pero que les dejamos
Solo incertidumbre.
Que DIOS nos ilumine nos guie
en el camino sino, sería muy
cruel nuestro destino...
Los ojos de los niños destilan
inocencia...

VICTORIA ASÍS--A UN POETA


No hay tijeras que puedan cortar el flujo de la palabra
que se hace poema, canto y luz.
No hay quien le impida al poeta, asirse a sus musas
y descifrar los misterios que le hagan saber
las diferencias entre
los sonidos y las nostalgias.
Fruta madura es el lenguaje que lo envuelve
y transporta hacia esa dulce quimera donde todos
los signos y las formas obedecen los designios
de su creatividad.
Ya no hay albures, o interrogantes que se nieguen
a ser develados por su pluma.
Es azul la sangre que derrama en el prefacio
es pasión inocultable lo que incendia su verbo
arrasando tristezas y saudades. . .

VIVIANA WALCZAK--LA POLONIA DE CHOPIN


A Frederick Chopin

El sol de París te cobija, adoptivo,
más tu corazón, herido de ausencia,
quedó vagando allá, lejos,
en la Polonia lejana y querida...
Tu espíritu nostálgico sobrevuela
la mágica Cracovia, el Mar Báltico,
las verdes aguas de Gdansk,
la medieval Lublin, la ondulante Poznan
y el embriagador paisaje de Zelazowa Wola.
Bajo el cielo polaco, se expanden, heroicos,
los abrazadores sonidos de la Polonesa
que se entrelazan, melodiosos,
a los Nocturnos, Mazurcas y Preludios
traspasando todos los confines.
Se sacuden, bravios,
los aguerridos espíritus patriotas
y al mundo proclaman
la indómita fuerza de tú música
que por siempre acariciará
a las empinadas montañas de Zakopane,
a los frondosos bosques de Bialowieza
y a la inmortal Varsovia,
¡reflejada en el cristal de tuVístula tan amado!

ENRIQUE ZYSMAN--DECIR GRACIAS



No nos damos el tiempo en la apurada carrera de vivir, a detenemos ahí lado del camino, a percibir la belleza y decir gracias por ella.
Si pudiéramos verla, trepada a nuestra alma por sobre nuestros dolores, descubriríamos qué felices somos y
qué hermosa es nuestra vida.
Deberíamos decir gracias por el amor, que es la fuerza cotidiana que nos impulsa.
Deberíamos decir gracias por las ofrendas de la creación. Donde sea que miremos, la naturaleza es un obsequio, un don, y nosotros, parte de ella.
Deberíamos decir gracias por la bondad de la vida y sus regalos: la amistad que alegra y acompaña, los sueños que soñamos y que muchas veces tocamos con las manos y las oportunidades que nos brinda el estar vivos, para hacer con las acuarelas de nuestros actos, el milagro de que nuestro mundo luzca un mejor color.

SILENCIO Y QUIETUD--STELLA VICTORIA TEJERINA


Silencio en mi alcoba, hay en esta noche que en
tinieblas envuelve a mi lecho.
Mi quietud es tanta, que es como un milagro
que mi corazón palpite
Silencio y quietud, no puedo pensar
y vivo un recuerdo que no se matar
persistiendo en la misma tortura
del eterno, tenaz evocar.
Idea obsesiva, que es todo en mi vida .
Red que me hace suya,
valla en que me estrello si intento volar .
Silencio, quietud
palpito tan sólo por algo que fue.

AMISTAD--MIRTA DE CASTRO


Han pasado los años
que lindos recuerdos que me
han dejado, esos buenos tiempos
que con mis amigas hemos disfrutado
Artes culturales o alegres cumpleaños
hermosos momentos que juntas
pasamos y nunca pensamos
que un triste día se acabarían.
Que feos caminos que luego
marcó el destino porque
un inolvidable día nos juntó
y al pasar los años nos separó
La vida es así, todo es fugaz
y como ellas ya no están, para
no angustiarme quiero despedirme
y al tren del olvido rápido subirme.

POR EL OJO DE LA CERRADURA-PABLO POST


En la tersa atmósfera nocturna el disparo y el doble grito( agudo y hueco , respectivamente) resultan – desde
cualquier punto de vista- inadmisibles. El señor… y la señora, los dueños( los imagino en Roma) dejaron el volante del hotel bajo mi absoluta conducción. Porque todo se hizo atropelladamente, a mi gusto y conveniencia, que amén de suplencia temporaria, parecía regalo a los empujones, tan luego a mí, un artista, que apenas sumo meses en la administración del hotel. Carta blanca o rosada en absoluto, además de una morrocotuda cuenta bancaria a mi nombre.
Me levanto de la cama como impelido por un ejército de pulgas (son las cuatro de la madrugada) y bajo a recepción. El sereno, tan despavorido, el moscón muerto no puede indicarme de dónde han penetrado los gritos y el disparo. Varias puertas de la planta baja se abren cautamente: asoman caras dignas de residir ene el más internado de los museos de cera y yeso. El largo corredor de puebla de hormigones y babosas en trajes de dormir. Interrogan y aconsejan al unísono, semejantes a los miembros de una enmarañada colonia zoológica. Alguien aventura la hipótesis: “Para mí…en el sótano”.
Mi única obligación- llamémosla así- consiste en remitirles (donde los patrones me indicarían) un resumen de los ingresos y de los egresos del hotel, más un resumen del comportamiento del personal. Casona del centenario. Dos plantas, treinta y tantas habitaciones. De granito el frente. La puerta de entrada de noble urundel. Motivos zoológicos, artesonados, entrepaños, mármoles, anfíboles, maderaje, alfombras, herrería, todo sólido, repitiendo esos mures retorcidos, repitiendo, todo muy sólido, como endurecido para durara mil años. El hotel goza de disciplinado silencio, tranquilidad que se antoja arcaica. Nada de luces intensas, ruidos imprevistos, ni agitación desmedida, ni voces de entrecasa.
No había tenido tiempo de revistar debidamente el sótano. Abro la puerta de acceso sin dilaciones. Una escalera de viraró, que imita el costillar de un lagarto, me descubre el sótano. Ámbito de casi igual superficie a la de la planta baja, aunque sin habitaciones, lo asocio con amplios recintos donde en otros tiempos se reunían masones o espiritistas. No diría tétrico, pero sí de una atmósfera quieta, sofocante, hierática. No sabría decir porque parece tan respetuoso; en parte, tal vez, por los motivos zoológicos y arquitectónicos que también en el sótano se repetían incisivamente en las paredes. Había además ropa de cama en cajones, calderas, máquinas de bombeo, alimentos envasados, herramientas…
El sereno, a quien apodo Morsa (merecida exaltación a sus largos colmillos) algo más sereno, insiste en señalarme la puerta empotrada en una de las paredes. ¡Quién hubiera sospechado habitaciones secretas en el sótano! Puerta estrecha, mimetizada, negra, no diría que alta, pero que sospecho dotada d enorme resistencia. Palpo un par de veces: la superficie es resbaladiza como si fuera parte del vientre mojado de un caballo de Troya alquitranoso. ¿Qué se puede encerrar allí que no sea algo imperdonable? Morsa jura y perjura no saber para qué usaban “los señores” esa suerte de sarcófago impenetrable. Un magnetismo me atrae: Observo por el ojo de la cerradura dorada. La visión es brillante, nítida: La cama ofrenda la mujer que tiene un río de sangre alrededor del cuello: La sangre brota en cascada hasta el piso.
El hombre, apenas manteniéndose en pie, sostiene un cuchillo hojudo tinto de babosidad. Tambaleante, también él tiene
una herida en el pecho, especie de hoyo chamuscado; coronándole los zapatos se ha formado una lagunita carmín; dentro de la lagunita- en el centro- anclada rata oscura, el revólver. Aunque no puedo asegurarlo, aquellos personajes de carne o de celulosa se parecen capciosamente a los dueños del hotel. Morsa suplica que lo deje observar por el ojo de la cerradura, y como es un rumiante vomita consonantes y voocaalees.
No tengo llaves para abrir esa puerta que – insisto- en absoluto me ha sido mencionada. La única manera de indagar el presunto asesinato (al parecer recíproco) fuera echar la puerta abajo, o procurar que el hombre del otro lado, aunque malherido, accediera abrirla.
Primera providencia: debo librarme de la congestión de curiosos que han llegado al sótano con la única consigna de brujulear la desgracia. Los saco a los empujones; admito, no obstante, que dos o tres discretos me ayuden. Morsa, desconsolado, por lo que ya daba segura muerte de “mis patrones”, es el que menos se resiste a subir. ¡Valiente ayudante!
¿Cómo nos introduciríamos en aquella caja china? El cuadro, en lo fundamental, no ha variado. La mujer abierta en canal, muerta; la sangre, cayendo; el hombre, cráter en el pecho, cuchillo en mano, a punto de caerse; la rata en el charco de sangre, pensativa. El cuadro en lo fundamental- reitero – no ha variado; pero empieza a cubrirse de niebla. Aunque fuera contradictorio, ahora, no antes, puedo estar seguro de que las figuras son los dueños del hotel.
Analizaba este avatar cuando llega la policía. La policía… que viniera la policía debió haber sido quizá mi primera decisión; pero la sorpresiva imagen, el prestigio del hotel, el revuelo y un oculto descreimiento acerca de la veracidad del doble asesinato, me condujeron a retardar el pedido de auxilia a la autoridad. Sin duda, alguien ha salvado la omisión.
Morsa los guía. El oficial- después de un vistazo a través del ojo de la cerradura- pregunta y repregunta y se avinagra por la ausencia de las llaves del tozudo obstáculo.
-Hay que voltear la puerta, antes que el asesino escape…
Aventuro una pregunta:
-¿Por dónde va a escapar, oficial?
-¿No ve que hay una ventana en la pared de enfrente?
-¿Ventana?...Para mí ese hombre está casi espichado.
-Apenas un rasguño en el pecho, ¿no ve? ¡Atrás!-gritó-, y con el revólver en la mano intentó violentar la
cerradura.
Inútilmente: las balas rebotaron. Entonces pidió, rabioso, hacha y hombres.
Morsa trae el hacha que usamos en la cocina para la leña, y se ofreció, el primogénito, para la tarea demoledora.
Aunque Morsa es una arpillera llena de grasa, durante quince intenta vanamente destrozar la puerta que ofrece porfiado escudo. Mugriento, empurpurado, resoplando por cuantas aberturas tiene, los colmillos baboseantes, Morsa deja caer el hacha.
Se encoleriza el oficial:
-¡Ese hombre- señala la puerta- terminará por escapárseme, si ya no lo hizo!
Nueva observación a través del agujero de la cerradura:
-¿No lo digo yo?..., está forzando la ventana. A ver, usted- llama uno de sus hombres, el más corpulento.
También yo me las ingenio para atisbar; El hombre-quebrado en dos- sobre el respaldar de la cama, parece que finó. La cabeza de la mujer y el cuchillo se ha agrupado dentro del charco de sangre; sobrio, en la cama, el tronco sin cabeza de la patrona.
-Oficial: el señor…está muerto; la cabeza de la patrona nadando en la lagunita.
-¡Cállese, no diga pavadas!
En una hora de duros hachazos solo fragmentos habían sido arrancados de la puerta.
Dos…cuatro hombres se han turnado en la tarea. El oficial, furioso, pide para sí el hacha. “No saben golpear; aquí hay que darle: sobre la cerradura.
Amanece. El oficial ha sido reemplazado por otros hombres. Caprichosamente, la puerta va dando signos de
querer desmoronarse. En un respiro, antes que ceda del todo se nos ocurre relojear por lo que queda del ojo de la cerradura. La visión ha desaparecido. Obscuridad total. La conclusión del oficial es estúpida por lo razonable.
-¡El asesino apagó la luz! ¡Hay que rodear el hotel! Terminen con eso…abajo esa puerta de…
Al pie de la puerta faenada veo, mimetizado entre los astillones, diría aún palpitante, descubro un manchón, lodo
sanguinolento. Acude a mí, me chumba, una hipótesis que no tiene reparos en cacarear:
-¡Oficial!, aquí tengo la clave del misterio: observábamos las visiones, quizá secuencias interiores y sonoras de un ojo. Ese ojo, el ojo de la cerradura- literalmente- es el ojo de los cambiantes cuadros. Por eso nuestros desacuerdos.
Observábamos algo que ya pasó o que está a punto de ocurrir. Memoria o imaginación o conciencia que fluía de un ojo, especie de cerebro al fin. Aquí, aquí está la prueba: éste, este manchón y estas hebras de sangre todavía frescas en la madera. Este es el ojo destrozado de la cerradura el ojo que gritó y todo lo demás. ¿Entiende?
-¿El ojo de la cerradura que gritó o el ojo que gritó de la cerradura?... ¿Y usted qué pretende, que yo admita sus  versos? Esa sangre es de algunos de mis hombres que se han lastimado de tanto golpear. Cuando se hagan los análisis pertinentes verá que tengo razón. ¿Entiende?
El desprecio se le pinta en la cara; pero no puede evadirse de mirar aunque sea de sesgo aquel coágulo. Admite sentirse mareado; sube a la planta baja a dirigir las operaciones de captura.
-¡Háganla polvo, puerca puerta!
Ha sido una pena que no presenciara el desenlace. La puerta cae. Ninguno puede dar ni medio paso más. No hay cuarto empotrado, ni ventana, ni asesinados, ni sangre, ni revólver, ni cuchillo, ni nada. Se recorta el vacío: un recuadro de cielo tembloroso apenas amanecido.

LIBERACIÓN--ROSE MARIE NOGALES


Una opresión creció a su alrededor
hasta hacerla parpadear de angustia.
Sintióse arrastrada por un abismo sin fondo
su silencio adivinaba las ondas de corazón
la angustia el deseo de huir
la tentación de resistirse
barreras que escondían sus vivencias
en una enorme vorágine
echó a andar suicida en su pensamiento
quería purificar su alma
y drenar sus humores.
Las sombras la adentraban
en un bosque rojo-amarillo
y la embriagó su fantasía
de encontrar su espíritu.
Gritos ocultos se hundían
en el camino.
Confundió brumas plateadas
en el horizonte.
El sol se reía como un ojo rojo
en el cielo apuró el paso
pero le faltaba valor
la inquietud la ensombreció
su mirada estática.
Quería ganarle al tiempo,
algo la devoraba, la avalancha
bramó en su cabeza.
-Y soltó despacio el cordón de la vida
sus manos dieron fin a la fiera enjaulada
rogó en su último aliento
paz de ser liberada…

viernes, 8 de noviembre de 2013

EL TIEMPO QUE FLUYA AL COSTADO- MARIO FUSCALDO


No quiero un tiempo
que como la rebelde corriente de un río
avance hacia adelante a paso desmesurado.
No quiero un tiempo de causa y efecto
como el amor
que alguna vez muere
como la vida
que conduce a la muerte
como lo que nace
que inevitablemente está ligado a su fin.
Quiero un tiempo que fluya al costado
                                       p l
un tiempo infinitamente a e a otro tiempo
                                        r l
                                       a o
un tiempo de causa-causa
un tiempo en que al lado de una mirada nazca una flor
al lado de la flor se rece una oración
al lado de la oración se visite a un amigo
y al lado un deshielo en el verano
y al lado dos aves en pleno vuelo haciéndose el amor.
Y de esta forma
el amor nunca tendrá fin
la muerte no existirá.
Quiero un tiempo
que al mirar de costado
pueda ver siempre a mis seres queridos
pueda sentirme siempre viajando en el barco de la juventud
pueda tender la mano al loco que delira
y al triste de mirada sin rumbo
pueda estar junto a ti, eternamente abrazado.

DON PANCHO--MARCOS RODRIGO RAMOS


Tarde pude descubrir su nombre y apellido. Siempre fue y será para todos nosotros Don Pancho. Ese hombre que pese a su aspecto simple escondía un secreto terrible que es el origen de mi fobia a las personas con audífonos.
La primera vez que lo vi fue en 1976. Nos habíamos mudado a Castelar. La calle de tierra nos permitía hacer esos picados que duraban hasta la noche. Era bueno tener diez años, amigos y la pelota. Fue después de la escuela, no habremos jugado ni cinco minutos cuando Diego dio el patadón. La pelota voló hasta caer dentro del patio del nuevo vecino. Cuando Sergio comenzó a subir por la reja apareció del patio trasero un enojado buldog que lo disuadió del intento. Golpeamos las manos con fuerza e incluso gritamos porque los ladridos no nos permitían ni siquiera escucharnos. Sólo cuando la puerta empezó a abrirse el perro calló aunque no dejó de gruñir.
Salió un hombre pequeño y flaco, llevaba pantalón negro, camisa blanca y corbata, era muy viejo y el poco
pelo que le quedaba estaba lleno de canas, tenía unos anteojos muy pequeños y un audífono marrón claro. Guillermo
habló:
-La pelota se cayó en el fondo.
-Pasen
El perro se quedó parado sin ni siquiera olfatearnos. Fue antes de entrar que noté que el hombre llevaba
un gran audífono color crema en la oreja.
-Siéntese-nos pidió.
Nos acomodamos alrededor de una mesa rectangular que ocupaba la mayor parte del espacioso living.
Ninguno de los seis pudo dejar de mirar asombrado lo que teníamos a nuestro alrededor. Contra la pared se hallaban unas estanterías con miniaturas. Había casas no más altas que un dedo, autos de tamaño de una uva, también aviones y barcos. Lo increíble no era sólo el tamaño sino lo perfectas que eran. Volvimos a sentarnos rápido cuando volvió.
-Veo que estuvieron mirando mis juguetes.
-¿Son de su nieto?
-No. No tengo hijos ni nietos ¿Les gustan?
-Claro.
-Elijan uno cada uno. Se los regalo.
-Gracias.
-Mi nombre es Francisco, pero me dicen Pancho.
-Gracias Don Pancho.
-No seas irrespetuoso.
-No hay problema, díganme Don Pancho, me gusta. ¿Qué van a querer?
Sergio y Diego eligieron autos, Carlos y Marcelo unas casas y Guillermo una ambulancia, yo me llevé una
bicicleta roja que no era más grande que medio dedo.
-¿Le salieron caros estos juguetes?
-No me costaron nada, los hice yo.
-¿En serio?
-Claro. Cuando crezcan un poco más si quieren les puedo enseñar a hacerlos. ¿Viven cerca de acá?
-Somos todos de la cuadra.
-Tomen la pelota. Vayan y tengan más cuidado.
El partido se suspendió. Todos salimos corriendo hacia nuestras respectivas casas. Tan ansioso estaba que
casi me olvido la pelota. Coloqué la minúscula bicicleta sobre la mesa y me puse a observarla con una gran lupa. No podía creer que las rueditas giraran. No conforme la coloqué en el microscopio. La bicicleta tenía pedales, frenos y hasta cadena. Por más que me esforzara no podía imaginarme como había podido construir semejante miniatura.
Al día siguiente nos reunimos todos en la casa de Guillermo. Cada uno llevó en una cajita su juguete. Les
conté lo que había descubierto del mío. No menos asombrosos habían resultado ser los otros. Las casas de Carlos y Marcelo tenían muebles dentro (había que verlos con una lupa) e incluso de noche notaron que una de la ventanas brillaba llegando a la conclusión que dentro de ese minúsculo cuarto había una luz prendida. Sergio y Diego habían descubierto que pinchando con una aguja el volante de sus autos estos emitían un sonido muy leve pero que era sin duda el de una bocina. Más asombrosa aún era la ambulancia de Guillermo. Abrimos con una pinza de depilar la puerta trasera y de ella salió una camilla y una mesa con unos puntos negros del tamaño de un piojo. Pusimos la mesa en el microscopio y vimos que los puntos eran en realidad bandejas en las que había una serie de pinzas.
Sin darnos cuenta habíamos abandonado el fútbol y nos reuníamos siempre frente a la casa de Don Pancho a hablar de nuestros juguetes. Sergio nos contó que por las noche solía ver la cabeza de Don Pancho apoyada en el vidrio del altillo mirando hacia el fondo (la casa de Sergio quedaba detrás de la suya). Una vez lo había saludado pero Don Pancho ni siquiera se movió y continuó así como si estuviera dormido, pero estaba parado, y con los ojos abiertos. Detrás suyo se notaba un leve resplandor de luces de colores. Nos mataba la curiosidad por saber qué había en ese altillo. La oportunidad de descubrirlo se me daría pronto.
Fue ese viernes de marzo. Estaba solo, sentado en la acera esperando que vinieran los chicos cuando vi que
Don Pancho me hizo señas para que me acercara. Me pidió que le cortara el pasto, él a cambio me iba dejar elegir otro juguete para que me llevara. Acepté más que complacido. Me dijo que debía llevar al perro a aplicarle unas vacunas y que no estaría por lo menos por dos horas. Me dejó la llave del portón para que sacará la maquina de cortar pasto y se fue.
Bastó que pasaran veinte minutos para que me decidiera. Si bien subir a ese techo de tejas no era tan fácil, pude hacerlo rápido gracias a mi experiencia extensa bajando pelotas de árboles y tejados vecinos. Llegué a la ventana del altillo que daba al patio del fondo. Pude sentir el murmullo que salía de adentro de la habitación. Dentro de ella había una mesa grande como una cama de dos plazas y sobre ella una ciudad en miniatura con montañas, edificios, un lago, casas y por sus calles iban circulando autos en miniatura. Un pequeño helicóptero la sobrevolaba. Por las veredas parecían circular cientos de puntos negros que parecían hormigas.
De pronto sentí el ruido metálico de las rejas que se estaban abriendo, evidentemente Don Pancho había
regresado antes de lo previsto. Pisé mal y fui a caer de espaldas al piso. El dolor era intenso y no podía moverme. Sólo veía justo arriba de mi cabeza una teja floja que estaba en el techo a punto de caer. Quería gritar pero no podía articular palabra, entonces vi el rostro de Don Pancho que me decía cosas que no podía entender. Fue cuando intentó moverme que la teja cayó sobre su cabeza derribándolo. Su cuerpo quedó tendido a mi lado. Giré hacia donde estaba, tenía los ojos abiertos y no se movía, parecía muerto. Fue entonces que sucedió todo, la tapa del audífono que usaba se había corrido y dentro de él me pareció ver lo que creí hormigas pero la gran proximidad me ayudó a descubrir que en realidad eran hombres y mujeres en miniatura, estaban mirándome. No sé si fue por el golpe o por el susto pero me desmayé.
El accidente fue mucho más grave de lo que podía esperar. Tuve que viajar con mi madre a Cuba para realizar un tratamiento de rehabilitación que duró un año. Mis padres para costearlo tuvieron que vender la casa y ya de regreso en Argentina nos mudamos a Córdoba por lo que no vi desde ese día ni a los chicos ni a Don Pancho. Ya pasaron más de 15 años y sigo viviendo en Córdoba. Me llamaron varias veces para que vuelva a Buenos Aires, al barrio, pero no me animo. Mi mamá me dijo que lo que vi fueron alucinaciones producto de la caída pero yo todavía dudo. Incluso ahora cuando veo alguien con audífono me cruzo a la vereda de enfrente, por la dudas. Uno nunca sabe.

LOS ESCLAVOS--LUIS BURGUEÑO


"Fui al mercado de chatarra y compré cadenas...
y luego fui al mercado de esclavos y te busqué, pero no te encontré (mi amor)*.
* ("Para tí mi amor”) del poeta francés Jacques Prévert )
Hoy a 200 años del fin de la esclavitud, decretada por la Asamblea de 1813» los seres humanos seguimos siendo esclavos.
En la actualidad numerosas labores de nuestras vidas nos encadenan y no nos dejan ser libres.
Porque como decía el filósofo Jean-Jacques Rousseau -inspirador de la Revolución Francesa- "El hombre ha nacido libre y por doquier se encuentra sujeto por cadenas”. ¿Qué nos encadena hoy y no podemos prescindir de ellas?
La tecnología es un claro ejemplo. Deseamos lo último en comunicación, que quizás no sea lo mejor. Ese flamante celular o tableta, aparta a ese aparato que nos acompaña desde nuestra infancia. Si hablo del teléfono de línea fija. Nos acordamos cuando regresábamos ce nuestras actividades cotidianas y preguntábamos si había llamado alguien. Y teníamos la respuesta. Hoy nos angustiamos si alguien no nos llama a nuestro celular, o no nos envía un correo electrónico o un mensaje de texto.
¿Estamos conformes con nuestras actividades, sea trabajo o estudio? o sucede como dice el poema de Garlos Barbarito “La nave de los locos”: “... ese silencio, el dolor, sin embargo, trabajo por un sueldo y me callo y me someto”.
¿Y lo que expresamos a nuestros semejantes y a veces nos arrepentimos de haberlo dicho?, Thomas Carlyle
nos advertía: "No ser esclavo de las palabras.” ¿Que quería decir con ello? Hablar con los hechos, decirse las verdades, no borrar con el codo lo que se escribe con las manos.
Simplemente no ser esclavo en el siglo XXI, para no ser lo que expresaba Arturo Jaureche en el siglo XX:"No se trata de cambiar de collar, sino de dejar de ser perro.” Y lo que anunciaba Almafuerte "No te des vencido, ni aún vencido; no te sientas esclavo, ni aún esclavo.”

MANANTIAL--NÉLIDA CARACCIOLO


MANANTIAL.....
QUE FLUYES
CON AZUL FULGOR....
TU VERDOR
QUE SOBRE PIEDRAS
AL CORRER VITAL
REVERBERA Y REFLEJA
AQUELLA IMAGEN TOTAL
DEL AMOR!
ESENCIA DE HOJAS
Y DURAZNO EN FLOR
ILUSIÓN QUE TE EMBARGA
Y SE CONVIERTE EN FASCINACIÓN
QUE ILUMINA Y SEDUCE
A TU CORAZÓN...
LOGRARÁ LLEGAR A SER PASIÓN!

SILVIA GATTO- EL BUQUE FANTASMA


Desde el Océano Infinito de los Tiempos
emerges ¡Nave Augusta!
Cielo y Mar
en la Noche Consagrados
señalan por la Ruta tu Camino.
Es el Brillo de la Estrella tu Destino
que en la Orilla
cada Puerto te aproxima.
Y aunque ensancha
el Horizonte tu Mirada
la Señal oscura del espanto,
no cierra el Mar el Paso de la Aurora
porque en el Borde
el Milagro está  Presente.
¡ Es la Puerta estrecha de tu Alma
lo Grita al Fin la última Parada!

DÍPTICO DE UN DESTINO-MARTHA DESPERBASQUES


ALBOR
I
Consagraste la aurora a los azahares y fue prueba cabal tu sembradío.
Más allá de vigilias y pesares fecundaba desvelos el estío.
En ilusión angélica y cantares la arboladura alzaba pleno brío, y el Angel de la Guarda izó
pilares porque no fueres presa del hastío.
Luceros que impelieron en tus venas el ínsito llamado del retoño, hoy consuelan inertes
alboradas.
Y un regusto interior que estrecha penas
sazonando recuerdos en otoño,
ve el rubor de un ciprés en las nevadas.

CREPUSCULAR
II
Fugacidad del tiempo que demora su verdegal en peña y alegría, vuelves a divergente lejanía con un
amor que el discurrir ignora...
Cercana al horizonte donde mora el cántico de errátil letanía, atisbo nuevas sendas, otro día, para
llegar a la infinita aurora.
Aún está impregnado de inocencia
el íntimo latir enardecido
que en ansiedad se embriaga al encontrarte.
Aliento del espíritu en esencia es esta tibia soledad sin nido que sólo pide tiempo para
amarte...

JUAN MARÍA GUTIÉRREZ-CARLOS A. BURGOS

BREVE RESEÑA DEL ORÍGEN DE LA LOCALIDAD
Creación de la Escuela en 1916. En el año 1960 se le impone el nombre de
JÜAN MARIA GUTIERREZ
Jurisconsulto y escritor (1809 - 1878)
Nació en Buenos Aires el 5 de Mayo de 1809 en seno de una familia de acomodada posición y de gran
cultura por lo que el niño Juan María encontró un adecuado marco para que se desarrollaran sus relevantes
condiciones intelectuales, no solo "bajo la dirección de sus maestros, sino también en contacto con los
hombres ilustres que frecuentaban las tertulias en casa de su padre.
En 1834 se graduó en jurisprudencia y poco después, bajo la inspiración de Echeverría integró el selecto
grupo de intelectuales de la llamada generación del 37.
Junto a ellos conoció a los grandes escritores y pensadores franceses y también -
inició la búsqueda de soluciones nacionales y americanas para los problemas político sociales de su país y
de América. Asimismo compartió con Echeverría la idea de que la literatura argentina debía reflejar
nuestras costumbres y nuestra naturaleza asi como nuestros lagos y nuestros ríos solo reflejan en sus aguas
las estrellas de nuestro hemisferio.
En 1834 intervino en la fundación de la Asociación de la joven generación argentina o Asociación de
Mayo y prestó su Casa para que en ella se realizaran las reuniones secretas, cuando éstas se descubrieron
Gutiérrez emigró a Montevideo (1840) donde volvió a reunirse con sus amigos también emigrados para
luchar contra Rosas desde el exilio.
Allí tuvo su consagración como poeta ganando el primer premio de un certamen literario con su oda a
Mayo (I84I). Mientras tanto colaboraba con el general Paz poniendo a su servicio sus conocimientos de
ingeniería durante el sitio que Oribe - impuso a Montevideo.
Dos años después marchó a Europa en compañía de Alberdi, pero allí permaneció menos de un año; a
fines de 1843 llegó a Brasil y en Río se encontró nuevamente con sus antiguos compañeros de lucha, entre
ellos Mármol, Alberdi y Acuña de Figueroa.
Viajó luego a Chile radicándose en Valparaíso dónde ejerció el periodismo y la docencia en tanto
proseguía sus trabajos de investigación y crítica literaria. Sus viajes de esa época a Perú y Ecuador también
le sirvieron para reunir material e información sobre los asuntos que le interesaban y que se referían
especialmente a la búsqueda de nuestra identidad nacional y americana.
Después de doce años de exilio, Gutiérrez pudo por fin volver a su patria luego de Caseros y, en lugar de
dedicarse a la literatura, como eran sus proyectos debió ponerse al servicio de un país todavía
convulsionado, desempeñándose - primero como Ministro de Gobierno de Vicente López, diputado por
Entre Ríos al Congreso Constituyente de Santa Fe, ocasión en que le cupo el alto honor de  redactar la
Constitución de 1853» y Ministro de Relaciones Exteriores durante la - presidencia de Urquiza. En 1856
regresó a Buenos Aires decidido a abandonar la actividad pública, y entonces Mitre puso a su alcance la
oportunidad de realizar una tarea acorde con sus gustos e inclinaciones; lo nombró rector de la Universi
dad de Buenos Aires, cargo en el que permaneció hasta su jubilación en 1873.
Cinco años después fallecía un 2 6 de Febrero de 1878, dejando ala posteridad una invalorable obra
de investigación histórica literaria como así también una producción poética de indudable mérito.
FUENTE: Corvalén jorge, Mi primer diccionario de Historia Argentina con ronovisión Buenos Aires,
studium, 1978.

RESISTENCIA CIEGA- MARY ACOSTA



La noche ciega, deposita dolor
sobre su sábana amarga.
Recuesta su memoria herida tras la señal del tiempo
que cruje vida en amplia resistencia.
Parida y desmembrada, desnuda ante epitafios,
su propia carne sombría.
Sobre huellas sin territorios
inéditas constelaciones incandescentes,
vibran en elíptica libertad
por las opacas grietas que olvidó el ocaso.
Trepando el vértice infiel de las transparencias,
la oscuridad en derrota imperfecta
arroja redes al infinito, para apelar ante jueces crepusculares
por la inocencia fetal de la pálida luz
que alumbra un espejismo.

LA DOBLE PERSONALIDAD--LUIS MARIO DUQUE



En la decadencia de su vida espiritual el ser humano, ¡Logra asumir una locura, de doble personalidad! El
esconde, ¡Ese estado de locura en un espacio de su alma! Observemos sus cambios con, ¡Personajes de la
mitología!
Yago entra al cuarto y observa unos cuadros sin imágenes, que se sostienen desde la parte superior de la
habitación, ¡Ellos están al alcance de sus manos! Él se sostiene con un bastón. ¡Los acaricia, uno a uno con los dedos de su mano! Toma asiento y comienza un diálogo con ellos. Lentamente va mostrando su locura, ¡Hola mi amor! Hola,... Desdémona, Des...dé...mona, ¿Por qué te ocultas? Soy Yago, ¡Tu amor! Quiero verte, ¡Acariciar tu cuerpo, tus manos! También tu rostro, ¡Quiero pedirte que escapemos de este mundo! ¿Por qué no estás en tus cuadros? ¡Deseo verte! Quiero observar tu interior, ¡Déjame verte por favor!
Tapa su rostro con sus manos, el bastón cuelga de su brazo derecho. ¡Ya ha logrado su cambio de personalidad! Saca sus manos, ¡El rostro, está desencajado! Se levanta de su asiento, ¡Grita, su voz contiene odio! Mira hacia arriba, ¡Yago eres un idiota! Maldito bastón, ¡No me sirves! Lo arroja al suelo. Mira hacia un espacio del cuarto, el sonido de su voz, muestra su agresividad, ¡Desdémona! Seguro que estás con el vanidoso Otelo, al que apodan, ¡El Moro, de Venecia! Quizás disfrutando de placeres corporales, ¡Recoge el bastón! Lo observa y le dice, ¡Gracias por sostenerme!
Vuelve a mirar los cuadros vacíos, Su voz es suave, ¡Casi alegre! Va cambiando nuevamente su personalidad, ¡Desdémona, mi amor! ¿Por qué no le pides ayuda a tu amigo? ¡Sí, al poderoso, Inocencio! El Papa de Roma, ¡Según dicen, tiene el poder que le ha otorgado Dios! Siempre fuiste la imagen de los actos de Pasífae, ¡La mujer de Minos! Esa frase, hace que su locura vuelva a instalarse, ¡Sus propuestas a Desdémona, son con un materialismo cargado lujuria! ¡Quiero ver tu rostro y tu cuerpo! Yo he cambiado, ¡Te permitiré tener hijos con Otelo! También nosotros los tendremos, ¡Y serán muchos! Serás la madre del universo, ¡Volarás buscando nidos en el firmamento! Abrirás tus alas y el cielo te concederá todos tus sueños. Cuando regreses con tus hijos, ¡Yo te seguiré amando! Te esperaré con los míos, todos juntos, serán nuestros hijos. Los tuyos, serán de Reyes y poderosos, los míos van hacer de mujeres miserables, y servidumbre, ¡Nunca de Reinas! Te lo prometo, ¡Amada mía! ¡Seremos los padres de un nuevo mundo! Él cubre lentamente su rostro con un paño, ¡Su personalidad está cambiando nuevamente! El grito es potente, ¡No se descubre! El paño cae por la fuerza que hace su garganta, ¡En plena locura! Sus ojos miran a una imagen que él solo ve, ¡Y vocifera estas palabras!

¡MUÉRETE DESDÉMONA! OTELO, ¡MÁTALA, MÁTALA!

FUE ALGO ASÍ...MARÍA RAQUEL VARELA



Fue algo así como si fuera…
Fue algo así como si fuera cierto.
Una sensación de estar feliz,
un eco de amor que trajo el viento,
una ráfaga tibia
que como un abrazo,
me envolvió por un momento.
Fue algo así como si fuera…
como si hubiera sido algo incierto.
Quedó en mí al descubierto
de no saber si lo viví
a si fue un sueño.
De no saber si fue o no fue cierto,
de no poder desprenderme de ese momento.

VIENTO- LILIANA FERNANDEZ BLANCO



Siento que te arremolinas
en mis sentimientos
que llenas muy rápido
hojas y mimos
por varios caminos
Cuando eres brisa
eres caricia
Cuando estás violento
no quiero ese encuentro
Viento del sur, frío y
complicado, me escondo
para no estar a tu lado
Viento cálido y envolvente
nos adormeces y no nos
dejas indiferentes
En el viento fuerte y sus remolinos
se van forjando nuestros destinos.

LA PARICIÓN- MARTA MANNA




Ha nacido un ternerito
en el fondo del potrero
revolotean los teros
dejando escuchar sus gritos

En torno del nacimiento
no hay partera ni doctor
no hubo quejas de dolor
ni mugido, ni lamento

Tan solo la animalada
olfateando contra el viento
porque a llegado el momento
que da a luz la colorada

Allí sobre el verde suelo
la vaquillona se hecho
con esfuerzo lo parió
teniendo de amparo el cielo

Sin sufrir ningún traspié
se desprende la placenta
la vaca a su hijo alienta
a que se ponga de pie

Lame bien a su ternero
haciéndolo con primor
demostrándole su amor
como diciendo ¡te quiero!

Con sus fuerzas en aumento
el vástago se ha parado
y sobre el pasto a quedado
las huellas del nacimiento

Ya con pasos inseguros
a la tierra se sujeta
succionando de la teta
el calostro bien maduro

A las horas de nacido
¡Ya se lo ve retozando!
y a su madre pastoreando
en el prado que ha parido

Termina mi narración
de este recuerdo grabado
ya que al vacuno he observado
¡Cuando hace su parición!

LA MELODÍA DE TU VOZ- MARÍA TERESA BRUGUÉS


Tenía veinte años, cuando alguien dijo: "que linda voz que tenés. Y a partir de ahí cultivó su voz, que
poco a poco se fue transformando en una voz seductora, que conquistaba sobre todo telefónicamente.
... Y los años fueron pasando inexorablemente, tremendamente, algo que no se puede frenar...
Pero a pesar de todo, la dulzura emotiva de su voz quedó.
Eran casi las diecinueve de un atardecer primaveral, recordó pedir un tumo en su obra social.
-Buenas tardes - obra social- escuchó y por su voz imaginó un hombre joven.
Deseo un tumo con la Dra. Ibáñez, ginecóloga, si fuera posible a la brevedad.
Desde el otro extremo el empleado contestó:
¿Te viene bien el miércoles 25 a las 16 y 30, muñeca?
Animada y haciendo una regresión a sus años juveniles respondió:
Bueno si no hay otro tumo, acepto.
Fenómeno bombón, me decís tu nombre y número de documento.
En ese momento la bofetada de la cruda realidad le dio en pleno rostro.
¡Su número de documento! Y creyó oír el ruido que la ilusión hacía al caer. Había durado dos
minutos.
Mi nombre Juana González, mi número de documento...
Del otro lado escuchó una voz grave de hombre serio, compenetrado en su tarea.
Bueno señora,busque lápiz y papel, yo la espero, anote miércoles 25 a las cuatro y media de la tarde,
no se olvide por favor, la doctora tiene mucho trabajo.
Clik. Fin de la conversación.
Sorprendida pensó: “¿qué le habrá pasado a este hombre? ¿Por qué se enojó, no?".

MI AMIGO LUCAS-FERNANDO SORRENTINO


Tengo un amigo todo lo dulce y tímido que puede pedirse. Se llama Lucas, usa lentes sin armazón y anda por los cuarenta años. Es de reducida estatura, es delgaducho, tiene un bigotito ralo y una calva que reluce.
Para no molestar a nadie, camina siempre de perfil. En vez de pedir permiso, prefiere deslizarse apenas por un costado. Los perros y los gatos callejeros le infunden terror, y, para evitarlos, se cruza a cada instante de una vereda a la otra.
Habla con una vocecilla sutil, casi transparente de tan inaudible. Jamás ha interrumpido a nadie, pero no logra emitir más de dos palabras sin que lo interrumpan. Y se siente dichoso de haber podido pronunciar esas dos palabras.
Hace años que mi amigo Lucas está casado: con una mujer delgada, colérica, nerviosa; tiene voz aguda hasta lo insufrible, fuertes pulmones, nariz afilada y lengua de víbora; su temperamento es indomable, y su vocación, domadora.
Lucas —me gustaría saber cómo— se ha continuado en un niño. La madre lo bautizó Juan Facundo: es alto,
rubio, flequilludo, atlético, inteligente, suspicaz, irónico y vigoroso. Él y su madre le asignan a Lucas un lugar nulo en el universo y, por ende, desoyen sus escasas e imperceptibles opiniones.
Lucas es el más antiguo y el menos importante de los empleados de una lúgubre compañía importadora de
tejidos. Es una casa muy oscura, con pisos de madera negra, ubicada en la calle Alsina. El dueño se llama don Aqueróntido: hombre de bigotes feroces, de pelo hirsuto, de voz atronadora, violento, avaro. Mi amigo Lucas se presenta vestido de negro, con un traje muy viejo, brilloso de tanto uso. Sólo posee una camisa, con anacrónico cuello de plástico. Y una sola corbata: tan deshilachada, que parece un cordón de zapatos. Incapaz de resistir la mirada de don Aqueróntido, Lucas no se atreve a trabajar sin saco y se coloca un par de sobremangas grises para preservarlo. Su salario es irrisoriamente bajo: no obstante, Lucas permanece todos los días trabajando tres o cuatro horas de más, pues la tarea que le ha asignado don Aqueróntido es tan desmesurada, que no alcanzaría a realizarse en el horario normal.
Justamente ahora —cuando don Aqueróntido acaba una vez más de rebajarle el sueldo— la mujer ha decidido que Juan Facundo no cumpla sus estudios secundarios en un colegio estatal y gratuito. Ha preferido inscribirlo en un instituto muy costoso del barrio de Belgrano. Ante esta erogación, Lucas ha dejado de comprar las Selecciones del Reader's Digest, que constituían su lectura predilecta (en el último artículo que leyó una psicóloga exhortaba al marido a autorreprimir la propia personalidad avasallante para no entorpecer la realización personal de su esposa y sus hijos).
Pero, apenas sube a un colectivo, Lucas suele proceder así:
Pide el boleto y empieza lentamente a buscar el dinero, manteniendo al chofer con la mano extendida y en un
estado de incertidumbre. Lucas no se apresura en absoluto: es posible que la impaciencia del conductor le cause placer. Luego paga con la mayor cantidad posible de monedas de escaso valor, entregándolas de a poco, en cantidades distintas y a intervalos irregulares. Esto perturba al chofer, pues, además de estar atento al tránsito, a los semáforos, a los pasajeros que suben y bajan, y al manejo del vehículo, debe simultáneamente efectuar cálculos aritméticos. Lucas agrava sus problemas incluyendo en el pago una vieja moneda paraguaya que conserva con tal propósito y que le es invariablemente devuelta en cada ocasión. Así, suelen cometerse errores en las cuentas y, entonces, entablada la discusión, Lucas defiende sus derechos con razonamientos contradictorios y absurdos, de tal modo que nadie sabe qué argumenta en realidad. El colectivero suele terminar, en tácita rendición, por arrojar las monedas a la calle —tal vez para no arrojar a Lucas o arrojarse él mismo—.
Cuando llega el invierno, Lucas viaja con la ventanilla abierta de par en par. El primer perjudicado es él: ha
contraído una tos crónica que a menudo le hace pasar las noches en vela. Durante el verano, cierra herméticamente la ventanilla y deja que el sol pegue en el vidrio y multiplique su calor: de esta manera, más de una vez ha sufrido quemaduras de primer grado.
Lucas tiene prohibido el tabaco y, en realidad, fumar le resulta insoportable. Pero en el colectivo enciende un
cigarro gordo, barato y de espantoso olor que produce ahogos y toses. Cuando baja, lo apaga y lo guarda para el próximo viaje.
Lucas es una personita sedentaria y escuálida: jamás le interesaron los deportes. Sin embargo, los sábados a la noche sintoniza su radio portátil, dándole el máximo volumen, para escuchar el boxeo. El domingo lo dedica al fútbol, y tortura a los demás viajeros con estruendosas trasmisiones.
El asiento del fondo es para cinco personas: Lucas, a pesar de su pequeño tamaño, se ubica de modo que sólo quepan cuatro y aun tres. Si hay cuatro sentados y Lucas está de pie, exige permiso con tono de indignación y de reproche, y se sienta con las manos en los bolsillos del pantalón, de manera tal que sus codos quedan incrustados en las costillas de sus adláteres.
Cuando viaja de pie, lo hace con el saco desabotonado, procurando que el borde inferior pegue en el rostro o en los ojos del que está sentado.
Si alguien se halla leyendo, pronto se convierte en presa de Lucas: para hacerle sombra coloca la cabeza bajo la lamparilla. A intervalos, la retira, como por azar; el lector devora con ansiedad una o dos palabras, y allí, incansable, vuelve Lucas al ataque.
Mi amigo Lucas conoce la hora en que el colectivo se halla más atestado. Antes de subir, ingiere un
emparedado de salame y roquefort, y bebe un vaso de vino tinto ordinario. En seguida, con los restos del pan mascado y del fiambre y el queso entre los dientes, y con la boca bien abierta, recorre el vehículo pidiendo enérgicamente permiso.
Si se acomoda en el primer asiento, no lo cede a nadie. Pero, si se halla en los últimos y sube un anciano
enclenque o una mujer con un bebé en brazos, Lucas —sin perder un segundo— se levanta con celeridad y los llama a grandes voces, ofreciéndoles su lugar. Ya de pie, expone un comentario recriminatorio contra los que permanecieron sentados. Su elocuencia es abrumadora: varios pasajeros, mortalmente avergonzados, descienden siempre en la siguiente esquina. Al instante, Lucas ocupa el mejor de esos asientos libres.
Mi amigo Lucas se apea de muy buen humor. Camina hacia su casa con timidez y por el cordón de la vereda. Como carece de llave, tiene que tocar el timbre. Si en la casa hay alguien, rara vez se niegan a abrirle. En cambio, si su mujer, su hijo o don Aqueróntido no se encuentran, Lucas se sienta en el umbral a esperar que regresen.

FELICIDAD-SIENTO-JOSÉ NAROSKY


BUSCAMOS EL ÉXITO PARA OBTENER FELICIDAD Y SOLEMOS DESTRUIRLA PARA LOGRARLO.

QUIEN CAMBIA FELICIDAD POR DINERO NO PODRÁ CAMBIAR DINERO POR FELICIDAD.

NO VER SUELE DAR MAS FELICIDAD QUE VER. PERO ¿CÓMO APRENDER A NO VER?

ANTES DE ENCONTRARTE HABÍA PERDIDO UNA JOYA. CONTIGO ENCONTRÉ TODAS LAS JOYAS.

PLACER Y SATURACIÒN ESTÁN CERCA. SATURACIÓN Y PLACER, LEJOS.

¡TANTAS VECES LO MENOS ES MEJOR QUE LO MÁS!

RECORRÍ MIL CAMINOS. POR ESO NO HALLÉ EL CAMINO.

CUANDO NOS REINTEGRAN LO QUE NOS QUITARON, YA NO ES LO QUE NOS QUITARON. POR LAS COSAS O POR NOSOTROS. .

SIENTO

Siento a los pájaros en su mudo vuelo.
Siento al mar bravío del que surgen
voces. Siento a las flores que emanan
fragancias. Siento al bosque umbrío
que emite rumores.
Siento a las montañas que, enhiestas, me
miran. Siento a los volcanes que rugen su
furia. Siento al viento helado que cruza mi
rostro. Siento al aguacero que moja mi
alma.
Pero a ti te siento, grácil y ligera.
Con toda la fuerza que el amor impone.
Te siento en mis sueños y en todo mi
cuerpo.
Vibro en mis mañanas, pleno de esperanzas.
También en mis noches, pleno de deseos.
Porque siento, siento, siento...

HÉCTOR SERRANO- TANTE LISA



La tante Lisa miró a través de la ventana de la cocina y vio las sierras.
Todas de distintos colores. No muy lejos el río, transparente, dejaba ver las piedras de su
lecho, pulidas y limpias.
En una de las hornallas de la cocina, en una cacerola se hacía un dulce de frambuesa. La
tante revolvió con una cuchara de madera y apagó el fuego.
Miró la cocina, espaciosa y recordó cuando vino con sus padres desde Austria. El viaje había
sido largo, pero a ella con sus diez años le pareció maravilloso. Del puerto a las sierras. Su
padre venía contratado como administrador de una enorme estancia.
Tante creció rodeada de pequeños animales que cuidaba y amaestraba. Nutrias, gacelas, cabras.
Los pájaros comían en sus manos.
Creció. Si, creció. A los veinte años era una hermosa muchacha rubia con dos trenzas enmoñadas.
Aunque la guerra no había terminado ella era feliz.
Eran amigos de sus vecinos, familias también austríacas o alemanas. La guerra parecía lejana,
pero estaba cerca. Una mañana llegaron a las sierras refugiados del acorazado Graf Spee. El
vencido en aguas del Río de la Plata. Eran marineros jóvenes, rubios y aunque estaban perdiendo
la guerra eran alegres.
Los enviaba el gobierno internándolos en las provincias. Los marineros, aunque añoraban su
patria comenzaron una nueva vida.
En la cocina la tante mira una vieja foto ya amarilla por el tiempo. Ella con sus trenzas y su Hans.
Se casaron y llegaron a ser felices, pero por poco tiempo. Argentina declara la guerra a Alemania
y los refugiados pasan a ser prisioneros de guerra. Los marineros del Graf Spee fueron expulsados.
Hans prometió volver.
Pasaron muchos años. Ya tante Lisa no tenía sus trenzas con moños. Era solo un trenza enrodetada
en la nuca.
Pero él no volvió. Ella nunca se enteró que su amado Hans había muerto tras un ataque al
vapor que lo llevaba.
Atacaron ese barco que los repatriaba. No hubo sobrevivientes.
Las aguas del Atlántico enmudecieron sus nombres
La tante tapa la cacerola con el dulce y vuelve a la ventana. El río limpio, los pequeños animales,
los árboles frutales, todo está igual.
Mira el camino que desaparece entre las sierras, esperando. Espera al marinero joven, rubio y
alegre con quien se había casado y por su cansado rostro cae de sus ojos alguna lágrima
olvidada.

viernes, 1 de noviembre de 2013

POESÍA LÍRICA--JOAQUÍN MUÑOZ



“ENSUEÑOS EN UN VALS”
El perfume de las flores en sus giros Eternos torbellinos
cíe luz y pasión Ondas ele azul infinito, frenesí de
amores Torrentes de efímera ilusión, en un cristal Sueños
dorados de una suave melodía Embriagante néctar de
radiante primavera Desenfrenado remolino, en un abrazo
Fugas y plateado encanto en noche lunar Eterno fulgor en
el jardín de los ensueños Bajo el sutil encanto de naciente
armonía Perpetúa fragancia, en los sueños de juventud
Turbado y febril encanto de luz en tus ojos Su dulce
mirar llena de pasión mi corazón .
Sus labios, eterna promesa de amor,.y En su pecho,
blanca rosa y aromas de ilusión Su sonrisa, luz y brillo
encantado de la aurora Noche inolvidable de tenues
sombras de rubor, y..
En sus mejillas, frágiles lirios de un amanecer Y, por
siempre entre sus brazos quisiese vivir Mágica y eterna
noche de placer y ensoñación Al sensual compás de la
inolvidable melodía Bajo un cielo cuajado de rutilantes
estrellas En los giros sensuales y apasionados de su
cintura Mas,..hoy, lo cubren de olvido, las brumas del
ayer Pero,..gloriosas renacen cual fénix, plenas de luz Y
estaré feliz y enamorado, junto a tu corazón Para vivir
extasiado, la sinfonía del amor y la vida.
En un vals.

LO MEJOR DE LA VIDA--MARÍA CRISTINA DALBES



Lo mejor de la vida lo hallaras siempre en DIOS
Lo mejor de una espera es encontrar el sol en el
silencio y el rosal.
(Siempre es posible reencontrar tu voz...)
DIOS, encendido en fresnos y milagros como
llama impagable y precursora sujeta a valederas
razones de la vida, del tiempo y del perdón
Era ese ayer en un comienzo de ternura y pulso
donde las cuentas del suspenso decían de ese
jazmín de la tarde .....
(Un caminar sin rumbo bajo el azul de las
coquetas y la diadema roja del hiemal...)

EL ENCUENTRO--EDUARDO SANTAMARÍA



Se acerco,me pidió un cigarrillo,le conteste que no fumaba.,
La hice pasar .,tenia algo para ella,le di unos diarios,algunos cartones.,
Y otras cosas mas, le serví un café.
Era una morenita muy agraciada de ojos vivaces,silueta espigadade unos.,
Quince años de edad aproximadamente, hablamos pocas palabras,me agradecio.la acompañe
hasta la puerta de casa .,se despidio, me dio un beso,se calzo el gorro,arrimo el carro de mano,coloco dentro lo que le habia ofrecido,agradecio nuevamente,y se fue caminando hasta la estacion ferroviaria., la segui con la mirada,cuando arranco el tren,me miro,saludo con la mano, y entre dientes murmuro unas palabras que no logre entender.Me quede pensando un buen rato,algo me inquietaba de esa chiquilla...
Entre,fui hasta mi cuarto,saque del ropero una caja,mire unas fotos,relei algunas cartas... .,claro era su misma
mirada,sus grandes ojos negros... Su figura espigada... ¡Todo coincidia!.
Arregle mi valija , pedi un remise,me dirigi hasta la terminal de omnibus,compre mi pasaje y propuse abandonar mi soledad,acariciar una nueva esperanza,e ir tras las huellas de un venturoso porvenir... ! ¡Quizas lo logre !

FRUTOS PELIGROSOS--OLGA LEVY



¡Es algo extraordinario!!! Adviertan lo que me han contado.
Siempre estoy más que apurada. Paro un taxi, subo y le indico el destino al conductor. El trayecto era largo,
por lo tanto comenzamos a conversar. Y me relata un hecho fuera de lo común…
Un señor había subido, e hizo su viaje antes que yo. Así que la historia estaba “fresquita”…Me comenta el
excéntrico episodio, idea alocada, que le había pasado a un amigo.
-El pasajero me relata que su amigo fumaba mucho, demasiado… Y, ¿qué mejor que dejar los restos
(puchos) de los cigarrillos en un Árbol. Hacía montoncitos en forma de manzanas, y los colgaba en las ramas
del árbol que tenía en el fondo de la casa.
Y seguía fumando…
Pasaban los días, los meses… Su salud se iba deteriorando.
De pronto se encontró con un árbol de “frutos peligrosos”. Eran vistosos y atractivos, por lo insólito de la
ocurrencia.
-Sí, le contesté –estupefacta- nunca visto.
Continúa el “tachero”, refiriéndose a esta historia.
-El árbol cada vez estaba más frondoso… Casi no le quedaban ramas para colgar los “puchos”.
Se notaba la fragilidad del árbol. Se iba hacia un costado…, finalmente se cayó…
-Pero… luego ¿qué sucedió? Le pregunté absorta…
-Sí, lo más triste, la infalible consecuencia…Cae el árbol …, y mi querido amigo dejó de existir, murió casi al unísono que el árbol de “frutos peligrosos”. La imaginación del hombre era de ficción, sin embargo real,
presenta a un hombre vacío. Solamente fumaba, y se distraía con esa idea tan loca y malsana, conforme a su
salud.
-Reflexiono, y digo: Realmente- es un trofeo de su trágica vida…
Que Dios nos proteja ante este flagelo, y nos convenza para alejarnos del tabaco que causa tanto daño.
De “El tachero y yo”.

LEGÍTIMOS ANHELEOS--ERGOTO( DE BONAERO)



¡Yo ser un periodista quiero para chismear el
año entero!
¡Ser un chismoso verdadero, auténtico gran
reportero!
¡Que de política le ofrece el chisme que más
se apetece, cordial chimento que embelese,
que todo buen lector merece!
¡En policiales: Muchos males,
delitos, muertes colosales, secuestros
muy sensacionales y los despistes
más fatales!
¡Y en Espectáculos variados los
chismes más desaforados, que los
artistas y allegados suelen dejar
desparramados!
¡Gramática es pa' mi un adorno; opino que
no vale un corno!
¡No pasaré muy gran bochorno,
con tal que esté bien en el "horno"!

MARÍA RAQUEL DÍAZ--FRAGILIDAD Y VERDAD



Fragilidad oculta
bajo las tinieblas
de la soberbia,
bajo las máscaras
del odio y de la envidia,
haciendo más débil
al ser humano.
Fragilidad de los poderosos
vestidos con su armadura de metal,
desafiando al equilibrio del ecosistema.
Fragilidad con el disfraz
de la duda y la desconfianza,
desafiando al lenguaje
de la validación y del amor.
Ahora … ha llegado el momento …
de decir Basta !
y … Esto no lo queremos más !
Brilla como un diamante!
Los brillos dependen de
los cortes que se le hagan.
Comprendiendo que cada herida,
cada rechazo que hayas atravesado,
hará que tengas más fortalezas y resistencia.
Hay que dedicar tiempo de calidad,
una mirada prolongada y de admiración,
a nuestros semejantes.
Hagamos servicio, sin esperar nada del otro.
Regalemos una caricia … un abrazo,
a quienes lo necesitan,
tendrán un efecto maravilloso.
Que fluya la luz a la Tierra
y la ley cósmica nos conducirá
a la riqueza interior, para proyectarnos
a la inmortalidad del Alma
y a nuestra VERDAD Universal.

PENTAGONEANDO--CAYETANO FERRARI


1-Nuestra realidad es fluctuante, ilusoria. Lo supe cuando en una cosmovisión muy vívida surgió aquella
niebla trémula que todo lo cubría. En esa atmósfera supe que podían aparecer formas no previstas, como si
un rocío mágico sobre todas las formas conocidas se evaporara de improviso. Dónde irían a parar el éter, los mares, las montañas, las usinas, las maquinarias, las ciudades, nosotros…
En el gran momento de excitación oí acordes que hablaban. Y comprendí que el mundo ya no sería ese
lugar detestable, donde no quería pertenecer.
“-¡Todavía no, pero estén atentos. Todo está tan lejano que es inminente. Se aniquilará la destrucción. La
muerte huirá para siempre!”
Una risa juvenil creció a lo lejos; allá, en la cúspide del camino argénteo que debía recorrer.
2-Soy un anodino ingenuo que se propuso montar la más maravillosa y terrible de las máquinas: “la
demaquinasea”. Esta invención me libera de la más angustiosa de mis propiedades: el desear, el querer…
Sí; no se me interprete a la ligera: el desear ha sido el más hiriente de mis padecimientos. Desear,
querer, desear…Todo es simplemente desear, por más que se usen otros sinónimos más elaborados, todo se reduce a deseo tras deseo. “La demaquinasea” es una especie de reservorio interconectado a mis deseos que me permite manipularlos , desviarlos, ionizarlos dentro de una red hacia enlaces de mi área cerebral. Esto significa que mis deseos vagan residuales hasta encontrar algún recoveco o escape fuera de mí. Mis deseos se perderán en el éter, deleznables, sin acción ya. Todos esos seres famélicos que están dentro de mí, reclamándome sin pausa “cosas”, serán aniquilados por “la demaquinasea”. Este invento me ha permitido
vislumbrar que dentro de mí yace un grandioso deseo que no me atrevo a mirar ni oír de frente. Especie de
paradoja no buscada que descubrí en mi intento destructivo liberador. En sueños son voces; despierto, ansias que me asedian: “Desea Todo, todo lo demás son vanidad de vanidades”.
3-Los cuentos fantásticos tienen a menudo una desconcertante realidad. En el cuento de Herbert Alien
Giles “El sueño de Chung Tzu”, un hombre soñó que era mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que soñaba ser un hombre. Yo fui amigo de un soñador
semejante al de Giles. Cuando mi amigo decía ser hombre vivía como cerdo, y de cerdo solía comportarse
como hombre
4-Voy solo, agobiado, como si fuera a desarmarme. Y atisbo esa calle oscura, solitaria. Pocas
construcciones. Las chimeneas rematan en forma de cabeza humana. La plaza se ilumina automáticamente:
una cuadra manzana. Del árbol principal, tronco negro, las gruesas ramas terminan en forma de letras.
Distingo la jota, la ce, la i, la efe…De otros árboles cercanos más chicos abundan las emes, las eses, las oes. Y como descubrimientos, poco a poco, aparecen más árboles, más letras. De mi interior surge una ebullición de letras deleitables. Casi corriendo doy varias vueltas alrededor de la plaza. Y como niño travieso arranco una a que comienzo a mordisquear.
Salgo de la plaza sin saber cómo. La a en mi mano había perdido la forma. Ahora la avenida ancha es un
hervidero de informaciones, sonidos y luces. Cruzo los semáforos en rojo amarillo y verde. Río a las
tempraneras estrellas rubias. Había vislumbrado lo extraordinario. Comprendo que la vida es extraordinaria. ¡Y mi vida me parece extraordinaria. (Inspirado en “Plantas y letras”, tinta negra de Xul Solar)
5-Ayer pasaste como viento para que nadie te viera. Ráfaga, silbido, remordimiento. Y miraste aquel
árbol del cielo donde solíamos besarnos. Tocó tu mano el tronco hendido y una astilla dulce se clavó en la
ausencia. No hubo dolor ni sangre, sólo estremecimiento.
Bien lo sabes. Soy yo que encubierto, atisbo el pasar, mutado en madera, rama, hoja y flor. Jamás olvido

LIBRE--CATALINA GUTREJDE



Pintado con óxido de tiempo, ei portón de la cárcel se abre con dificultad.
El manojo de llaves del carcelero golpetea sobre el silencio de un día gris.
Y allí está ella; figura desgarbada, cabellos desteñidos, piel rugosa.
¡Cuánto esperó!.
Un cuaderno cae de las manos temblorosas, el viento despliega las hojas amarillas, mientras
los lamentos impresos en fibra gruesa cuentan una historia.
Tenía 30 años, ejecutiva en una importante empresa, le sonreía a la vida. Era feliz, rodeada del
amor de un hombre y de muchos amigos. Hasta el día fatídico en que se vio involucrada en el
crimen de un gerente. Este la acosaba permanentemente, pero lejos estaba ella de pensar en
quitarle la vida,. Esa mañana discutieron, un arma fue el detonante; forcejearon y el proyectil
atravesó la monotonía de la oficina.
No pudo comprobar su inocencia, la condenaron. Del juicio al encierro.
Alejada del mundo, de sus afectos, comenzó la angustia de compartir momentos con personas
cubiertas de negrura.
Cada noche, en la frialdad de la celda rogaba que su mente no perdiera la coherencia; ahora
dudaba de cuál había sido la realidad de los hechos.
¡Soy inocente!, grababa una y otra vez en las paredes enmohecidas, y de pronto se
preguntaba:
-- ¿fui yo?.
La imagen del hombre en el piso, se le aparecía con frecuencia, como así también la de aquél
otro a quien amaba y la abandonó librada a su suerte.
Inexorable el tiempo fue pasando. Con más calma esperaba el día en que le sacaran las
ataduras impuestas por el destino.
Un pequeño espejo le devolvía una imagen desconocida, maquillada de sufrimientos.
Mientras las circunstancias roían su figura, las emociones vitales de sus penas más profundas
fueron dando paso a una secreta vida atenta a la esperanza.
Envuelta en ei sopor de la espera llegó el día en que el carcelero la acercaba a la libertad.
Parada en la vereda, la lluvia la vistió de sensaciones olvidadas, levantó la cara al cielo, por las
mejillas rodaron lágrimas semejantes a caricias de ternura, mientras los labios intentaban una
sonrisa.
No sabía que rumbo tomar, nadie la esperaba; quedó en medio de la nada. Voces ocultas le
repetían una y otra vez; ¡estás en libertad!.
La última hoja de la historia se perdió en la penumbra, mientras comenzaba nuevamente a
recorrer el misterioso camino de la vida

ANGÉLICA MELFI--MI AMIGA ADELINA



MI AMIGA ADELINA
Mi amiga Adelina, jovial, revoltosa,
muestra su elegancia y su don de gente.
Mi amiga Adelina,
con esa sonrisa de niña traviesa,
y esa mirada siempre seductora
cautiva y alegra a quien la conoce.
Mi amiga Adelina,
en cuantito llega a la ASOCIACION,
sube al primer piso, el bar se ilumina.
Mi amiga Adelina es un torbellino,
su mesa parece como una colmena.
¿Y quién es la “ABEJA REINA”?
Nada más y nada menos que mi amiga Adelina.
Mi amiga Adelina cuenta sus proyectos,
cómo está actuando, cortos, películas,
en la universidad, feliz porque actúa con los estudiantes.
Mi amiga Adelina
trae los diarios donde publican
notas referidas a su trayectoria,
trabajos actuales y sus remembranzas.
Mi amiga Adelina,
la que gremialmente siempre hace docencia.
Mi amiga Adelina,
su memoria y actitud son tan admirables
¡Ay, Dios mío, mi amiga Adelina!
¿Cómo no admirarla?
¿Es la juventud que la va empujando?
Pues solo ella cuenta con sus primeros 92 años.

DESIGNIO--CARMEN HEBE TANCO



Toda Criatura
es apremiado azar al infinito.
Breve átomo orbitando espacio.
Es
vilo en polvo y sal del Universo.
Mordaza anexa al ovoide del olvido
solo por vuelo de intemperie.

POETA--ADRIANA LÓPEZ CASTRO



¿Por qué somos poetas?
El común de los humanos
no comprende;
¡cuán grande significado
calificarnos así!
Somos seres totalmente diferentes
al común, de la otra gente.
En el aire caminamos,
y, por supuesto, volamos…
En nuestra materia gris
nos deleita con placer;
poder escribir así…
¡Dibujar en nuestra mente
imágenes que al volar,
arrullar en el presente,
expresarnos reverentes,
ante el amor floreciente,,
que podamos dibujar,
lo que la mente poéticamente
siente…
La bohemia en nuestra vida
nos da, grata melodía
que nos suena muy adentro
y en el sueño del poeta,
canta himnos de alegría.

BAHEMIA--DAVID ROSARIO SORBILLE


Este cuerpo que ocupo
deambula por las calles
que lo vieron crecer,
desde aquella niñez
de los múltiples oficios,
hasta la plenitud
de esta bohemia
que renueva sentimientos
y persigue lejanas utopías,
con la misma pasión
que encuentra en la memoria,
la razón de mi vida.

LA PARTITURA--CATALINA MOLINARI



Dormida y quieta,
está la partitura,
en el sutil misterio,
que encierran sus notas.
Cual libro cerrado,
que aun nadie ha leído
ansiosa espera que alguien,
la vida le de.
Al despertar del silencio,
serán las manos,
precisas y hábiles
de un intérprete
que recorran el teclado,
en un mágico viaje,
de emociones sonoras
entre el autor, y su arte.

AMAR LA VIDA--JORGE LOMUTO



A Ilse Alicia Leccadito Paz, que nos dejó
el 23 de julio de 2013, a las 2 a. m.
Abandono la idea de creerlo.
Siempre serás
la voz que nos conduzca a los albores del poema,
el generoso sueño,
la noche venturosa con fragancia de jazmines.
Aseguraste con dulzura:
Amo la vida
por el naciente brote de la flor,
en un invierno níveo. Amo la vida…
Recuerdo que estimábamos la suerte
de integrar páginas comunes.
Polígono nos acercó.
Y yo disfruto con tus libros,
fervorosos vergeles que regalan significación.
¡Cuánto daño sufrimos con la herida
de este llanto precoz!
Trenza el dolor su despiadado yugo
con nuestras venas que imaginan versos
en la sed que te espera,
ansiando aún vibrar, espectadores de tu senda,
cuando llegabas a la sala.
Amo la vida…
Y el invierno de nieve hoy irrumpió
para segar el bienamado tallo
de ese fértil afán.
Aunque no todo será frío estéril.
Pues cada una de tus frases,
esperanza y amor,
nos cubrirá de luz eternamente.
25/7/2013

LA BELLEZA AMPLIANDO LOS CONTENIDOS...--CARLOS PENSA


La belleza ampliando los contenidos en el poema breve ( 8 y 9)
Repitiendo palabras anteriores advierto que la intención de estas notas, es presentar poemas
breves donde la mención de la belleza amplíe el contenido, imaginación mediante, del poema. Esa mención
lleva a reflexionar sobre las muchas cualidades, características y detalles posibles de la hermosura
agregada al verso.
Seguimos con AMOR y BELLEZA (*)
Pierre-Jean Jouve (1887-1976)
Me quedan los hermosos objetos
Bellos pensamientos y ricas mujeres
El tedio de cada suerte del hombre
Y la aventura de la muerte
Pensamientos del reino
Me quedan todos los temas
De santidad sin una llama
Pena de una obra sin la suma
Y la aventura de la muerte.
Del libro “POESÍA” traducido por Federico Gorbea de Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires.1974.Pensador repitiente a propósito
de la misteriosa “aventura de la muerte” este poeta ofrece aferrarse a la vida invocando y disfrutando objetos hermosos, algunos o
muchos de los tantos que nos rodean. También induce a ejercitar “pensamientos bellos” para con ello recobrar sueños, esperanzas y el
disfrute de situaciones agradables. Los primeros versos marcan la senda para imaginar elementos materiales apreciados, recuerdos
bien seleccionados y mujeres ricas en espiritualidad y seguramente de figuras anheladas e inolvidables. Tanto amó Jouve “la belleza”
que en un poema así titulado pidió a Dios el poder de escribir sobre ella y creo que esto lo logró pues el autor nos dinamiza para
mentalmente pensar en infinidad de hermosuras. Este escritor francés, de amplia producción literaria, gozó en vida de gran
reconocimiento público.
Konstantino Kavafis (1863-1933
Contemplé tanto la belleza, / que mi visión le pertenece
Líneas del cuerpo. Labios rojos. Sensuales miembros.
Cabellos como copiados de las estatuas griegas;
hermosos siempre, incluso despeinados, Contemplé tanto
y caídos apenas, sobre las blancas sienes.
Rostros del amor, tal como los deseaba
mi poesía…en mis noches juveniles,
en mis noches ocultas, encontradas…
Libro “KAVAFIS-56 poemas” de ediciones Mondadori, Madrid 1998
Hubieran bastado los dos primeros versos para incluir a este poeta en la presente selección, ya que con las nueve palabras iniciales
abrió espacios infinitos, emocionantes y tan atractivos que se apropiaron de la visión del autor y sin duda alimentarán la idealización
de quienes disfruten la obra.
En los versos siguientes, pocos otra vez, la imaginación del lector que ya fuera estimulada desde el inicio de este poema, verá
cuerpos sensuales, hermosos y estatuarios. “El amor homosexual y la evocación de la antigüedad clásica” son algunas de las
características de este reconocido poeta griego que nació y murió en Alejandría, al norte de Egipto y vivió parte de su existencia en
Gran Bretaña. Su nombre completo fue Konstantino Petrov Kavafis y, a veces, se lo ha castellanizado Constantino Cavafis.
(*) Anteriores escritores de la serie en “Polígono de cuentista y poetas” Nº 54, 55, 56, 57, 58 y 59, ó en
www.poligonovirtual..blogspot.com

XXII--CORA CANÉ



Tu calle es un gris sin
distancias.
Sólo tú la transitas Es tu
calle.
¿Donde están los pájaros que amabas?
¿ Por qué no se alza la flor ni canta su canción
la savia? ¿Quién derribó los árboles de tu
infancia?
Vas por tu calle sin volver los
pasos

RUBÉN VELA--DAVID ANTONIO SORBILLE



A Carlos Carbone

Tus pasos abren surcos en la tierra doliente
donde la luz incandescente de la aurora
tiene la pureza milenaria de los originarios
aquellos que son legiones en tus versos
que nos describen el horizonte americano
con la palabra fiel que esculpe como nadie
la roca preciosa de la sabiduría legendaria
pues tu nombre se eterniza como el agua
es un territorio inextinguible a los ojos
de las nuevas generaciones de poetas
que crecen con el ropaje de tus ideas
en el viento-ser que fluye como un río
porque eres al fin lo que anunciaste
un poeta para alimentar el sueño.

UNAS CARTAS--ARISTÓBULO ECHEGARAY

El señor XQ murió un atardecer otoñal en la rebotica de su farmacia. Se colocaba en ese pre­ciso momento los anteojos de oro para releer cierta correspondencia. Los médicos atribuyeron su muerte a causa cardíaca, del todo natural en quien padecía suficientes malestares como para que cualquiera de ellos lo llevara, de buenas a primeras y sin mayores trastornos, a presencia de Carón te. Pero el caso es otro: un cuñado del señor XQ acaba de presentarse a la justicia acu­sando de presunto asesino al señor Américo P., autor precisamente de la correspondencia que su pariente político se disponía a leer —por ené­sima vez— en el instante del óbito. Fui consul­tado por el acusador antes del paso gravísimo: deseaba mi parecer de hombre dado a las letras, la psicología, los negocios, los viajes, el amor, los sueños, los proyectos audaces y dueño ade­más de una fe personal rotunda. Me dejó copia de las cartas sospechadas como arma fatal y lue­go de asegurar que mi consejo decidiría su ac­titud, fue directamente a enzarzarse con abo­gados, jueces, fiscales, y el señor Américo P.
en una acción de la cual opino, o de la cual no quiero opinar.
Las epístolas dicen in extenso:
I
Mi antiguo amigo:
Esta carta es una despedida. No quise escribir rompimiento porque la ruptura se produjo antes. Primero fue una fisura, luego creció, se agran­dó. En fin, usted leyó El búcaro roto, de Prud- homme; como en el poema famoso, lo sobre­viviente de nuestra amistad era lo exterior, la flor había muerto y el agua se había ido, aun­que no imperceptiblemente para mí. En el caso de la amistad, el agua se llama estimación. Ade­más nosotros nos conocimos cuando usted aún escribía versos: yo todavía escribo versos. Us­ted camina temeroso de pisar una baldosa flo­ja, a mí me importa cuatro farmacias meterme en un charco; pero ¡qué hermosas las caderas cimbreantes de esa criatura que avanza lucien­do unos tobillos maravillosamente finos sobre unos tacones increíblemente altos! Usted hace del dinero un norte. Yo estoy de regreso de ese norte, mi pobre señor.
Le escribo estas líneas para que no me sa­lude cuando alguna vez nos crucemos por la calle.
AMÉRICO P.
Anciano señor:
Leí su respuesta, ¡qué vieja es su prosa! Su es­tilo huele a cadaverina. Con seguridad sus esca­sas lecturas actuales son relecturas de viejas ad­miraciones del colegio secundario. No conoce a los aparecidos en el mundo de la cultura des­pués de 1910. Pero, ¡perdón!, esto es literatura y usted dice que está con los dos pies sobre la vida... ¡Con las cuatro extremidades! y ése es el peligro. Cuando uno está con los dos pies sobre la vida tiene los ojos a la altura de la cabeza y puede mirar hacia adelante y lejos. Usted tiene los ojos a la altura del vientre; sí, necesariamen­te ha aterrizado también con las extremidades superiores. Y crea que me lo explico. Es difí­cil salvarse luego de veinte años de mostrador, de sisa, de regateos, de empaquetar sal inglesa y cerrar sellos de quinina, y difícil tener vida cuando se ha matado la propia vida y aun la de la familia. ¡Diablos! Por su vida no doy yo tres centavos. Trabaja desde la mañana hasta avanzada la noche, apenas se da tiempo para comer y dormir; algunos sábados y domingos sale de su casa disparado como perro al cual libran del dogal. Sus ojos hablan de anemia... Mi querido señor, no puedo concebir que usted sea un ser vivo; usted ha muerto, ha muerto den­tro de usted hace un montón de años. Es de su cadáver, del cadáver de mi viejo amigo, de quien he recibido carta. No continúo: no puedo contestar a un cadáver.
Respetuosamente,
AMÉRICO P.
Distinguido señor:
Escribe usted con una tónica que sería con­movedora sí no fuera lamentable. De lo trágico a lo grotesco hay el paso de un microbio. Su posición ante la vida es grotescamente trágica. Teme a la vida, y a la vida sólo debe amársela. Es como una mujer soberbia: no la conquista quien la teme sino quien la toma. ¡Qué va a tomar usted! Para ello su rumbo tendría que derivar 180 grados. Pero si los derivara halla­ría que gastó en ello toda la presión de sus cal­deras. Veo su drama: empezó a trabajar en su mocedad para formarse un provenir — ¡qué ino­cencia eso de formarse un porvenir!— y está todavía, al filo de los cincuenta años, trabajando en ese porvenir al que agregó ahora el porvenir de sus hijos, pues de lo contrario se iba de ca­beza al vacío. Ya no tiene porvenir, tiene sólo pasado. Todo lo perdido atrás, y adelante un magnífico panorama de larvas y esqueleto. Es lo de siempre, los que como usted trabajan to­da la vida para labrarse un porvenir, cuando lo labraron, ¡Dios mío!, ¡han trabajado toda la vida! No existe otro porvenir: sólo el de la ho­ra en que estamos. Debemos vivirla como si nun­ca fuéramos a morir y como si fuéramos a mo­rir en seguida. Haga usted un alto y mire hacia el camino hecho. ¡Qué vacío! ¡Qué miserable existencia la suya y la de su mujer! ¡Y qué por­venir chato y estúpido el de su hijo ya hombre! Da lástima ver su hogar; esa mujer atada a la fajina del mostrador y la rebotica; esos hijos maldiciendo el mostrador y la rebotica, y todos bajo su férula de energúmeno siempre ceñido a la registradora, al centavo, a la sisa, al rega­teo, a lo mísero y a lo inconducente.
¡Eso es vivir con los pies en la tierra! Per­dóneme: usted no está con los cuatro pies, es­tá con el vientre en la tierra y quiere, sin des­pegarlo, alzar la cabeza, alzar desesperadamente la cabeza.
Reciba mi profunda conmiseración.
AMÉRICO P.


IV

Muy señor mío:
¿Quién soy yo para hablarle como lo hago?
Soy un hombre que vive, marcha, arries­ga, goza, sufre, ama, desprecia, admira, y cuya alma está siempre alta sobre sí misma como una bandera tremolando en el asta. Imagine su es­pectáculo frente a mi espectáculo. Usted es un ser que vive contando las monedas ganadas hoy en un tremendo temor de si le alcanzarán para vivir mañana.
¿Es necesaria otra respuesta?
AMÉRICO P.

v

Mi ex amigo:
Ya arrojada al buzón la anterior, recuerdo una actitud nuestra que nos retrata desde un perfil, pero documental, y responde a su pregunta. Un día debí volar a Chile. Lo invité. Se negó a viajar por aire, temía a la muerte. Y tampoco a ella debemos temerla: debemos recordarla continuamente y tener el alma lista para su beso ineludible. Yo quiero morir violentamente. Tal vez un día me pondrán de espalda a un muro, ocaeré en medio de la calle. Créame: sabré por qué y cómo. ¡Qué sonrisa de fe será mi último gesto! Usté prefiere morir en la cama. Su ya labrado porvenir le asegurará una poderosa guardia de médicos y colegas capaces de prolongar infinita e inútilmente la agonía de su apéndice perforado, de sus intestinos cancerosos o de su corazón estallante. Quedará con los ojos abiertos y la boca desquijarada en un vano afán de salvar otro hálito todavía.
Nada más.
AMÉRICO P.
N.B.: No arguya que también me podrían pescar los médicos y lacerias señalados: mi coche a ciento cincuenta kilómetros por hora toman­do mal una curva de El Cuadrado, en Córdoba, por ejemplo, les cortaría el hilo del mejor anzue­lo. ¡Y vaya si se los cortaría! Vale.
VI
Lamentable señor:
Acabo de leer la primera verdad escrita por usted:           Quiero  fervorosamente que la muerte
me lleve. Pero con eso no levanta mi acusación de que teme a la muerte. Su drama es el doble temor: teme a la vida y desearía morir; y no muere, no se mata, por un horroroso terror a la muerte. Cierto, desearía morir. ¡Cómo no lo va a desear! Usted se ve como lo veo: pobre ser llevado a la deriva por intereses materiales, por afanes míseros, sin ideales y sin porvenir. ¡Qué liberación sería la muerte para usted! Pe­ro para matarse también debe existir en el hom­bre un resto de hombre. Cuando llegó a lo que usted, ya descendió más abajo de lo decoroso. Para ser hombre es necesario poseer algún ideal, algún sueño, alguna elevada intención. No pue­de ser el cerdoso horizonte del pan y el techo se­guros. Se vive y se muere dichosamente cuando algo superior a nuestras tripas nos impulsa. No se quiere que la muerte nos lleve cuando se sien­te en los entresijos del alma que una más alta misión nos mueve entre los hombres. Cuando deseamos sernos y ser útiles, cuando para nues­tros hijos tampoco anhelamos únicamente el cerdoso horizonte, y permanecemos en la tie­rra no sólo para mantenerlos, sino —y mucho más— para prepararlos a que nos superen y sean un impulso en el impulso humano... Usted lucha con su hijo para hundirlo en su profesión y en­dosarle. su mostrador, su rebotica, su sótano, su registradora; para que dentro de veinte años sea lo que usted: un ser anémico que se duer­me en el teatro, en el cine, en medio de las me­jores conversaciones y sólo está despierto al so­nido de las monedas con las cuales construye eso a lo cual llama su porvenir. ¡Lamentable señor! ¡Y para que alienten seres como usted se sacrificó hace dos mil años el hijo de José el Carpintero! Necesario es repetirle lo ya dicho: quiere que la muerte lo lleve y está muerto. Ha­ce tiempo ha muerto. Si lo enterraran ya mis­mo, significaría una liberación para los suyos. No habría un solo ser humano capaz de llorar­lo con profundo sentimiento de amor. Ni capaz de recordarlo más allá de treinta y seis horas.

Doy fe.