lunes, 28 de abril de 2008

Pentagoneando

Los mitos necesitan un revisionismo –salvando distancias- semejante al revisionismo histórico que casi todo lo muestra patas arriba.
Así, por ejemplo, el mito de Pigmalión, el rey de Chipre, que enamorado de una estatua de marfil, pidió a Afrodita le concediese la estatua por esposa. Que otorgado el don tuvo una hija llamada Pafo.
Debe saberse, ante todo, que la estatua no era de marfil, sino de granito esmeradamente pulido. Que el granito es una mezcla heterogénea de tres minerales. Que Afrodita actuó arteramente, ya que celosa hasta en nimio no admitía competencia de ningún tipo. La estatua ya humanizada –por falta de homogeneidad interior- apareció como un ser constituido inarmónicamente por tres calidades de materia. Imposible la convivencia con una mujer tripartita, tironeada por tres fuerzas distintas que no quiieren formar una mujer concordante. Arrastrada por su naturaleza desmesurada despedazó a Pigmalión en tres partes, ante la hilaridad perversa de Afrodita.

CAYETANO FERRARI

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