domingo, 18 de abril de 2010

El bote---Eduardo Santamaría

Miguelito había construido su bote con madera de cajones que le facilitó doña Inés, la dueña de la frutería. Lo revistió de brea por dentro y por fuera.
Su berretín era navegar. Y no encontró otra manera que bautizar su embarcación, debajo del puente negro que cruzaba la calle Intendente Noel, por entonces de barro. Sobre el puente yacían en las vías del Ferrocarril Central Argentino y por debajo cuando llovía y el agua anegaba un tramo de la calle y formaba riachos, que Miguel aprovechaba para dar impulso a su hobby doméstico y casero.
No faltó en el barrio quienes quisieran emularlo. Algunos sucumbieron por falta de pericia. Unos fueron a parar al fondo de la improvisada laguna; otros, decepcionados, siguieron con sus juegos habituales en el tramo anegado de la calle Intendente Noel.
Miguel quedó como líder absoluto de la proeza náutica.
Pasaron los años, los chicos se hicieron grandes; Miguel, también. El potrero frente al ferrocarril se cubrió de yuyos y malezas. El tren ya no pasa por el puentecito negro… las vías están desiertas.
Después de muchos años la municipalidad cumplió su promesa. Asfaltó parte de las calles del barrio: también le tocó el turno a Intendente Noel, que cambió de nombre… en la actualidad curiosamente se llama río Atuel.

Manuela Pedraza 5780-Ciudad autónoma de Buenos Aires

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