sábado, 24 de abril de 2010

Juegos de la mente---María Teresa Brugués

Se disponía a cruzar la calle, cuando lo vio, la sorpresa la paralizó.
Si, no había dudas, era Javier…su Javier pero… ¡viejo! Encorvado, caminando con paso vacilante, con la ayuda de un bastón.
Con lentes, todo el cabello blanco y ralo, delgado, muy delgado.
Quiso acercarse pero no pudo, quería preguntarle ¿qué te pasó?
Comparó su edad con la de él. Apenas le llevaba cuatro años. Y ella había cumplido cincuenta.
Por su mente pasaron años de amor fogoso y apasionado. Sólo hacia un mes que habían concurrido a la Velada de Gala del Colon.El de riguroso smokin, ella hermosa en su vestido azul noche.
¡Cuanto amor entre ellos! ¡Que momentos maravillosos habían vivido!
Suspiró… la mirada perdida. Comenzó a llover. Y bruscamente volvió a la realidad.
Cruzó la calle y presurosa llegó a la casa. Puerta de madera maciza. Tocó el timbre. Al abrir, una voz dulce pero firme la recibió con un reto: ¿Dónde estabas Mercedes ‘? Por el amor de Dios, que susto nos has dado. La Madre Superiora está muy enfadada y te espera una reprimenda. Ya no podrás salir sola, siempre te acompañará alguna de las novicias.
Si te hubiera pasado algo, menudo disgusto le habrías dado a quienes hace cinco años te trajeron a este Hogar.
Anda mira, esta mojada, ¿y el bastón?
Lo perdí, fue cuando lo ví a Javier a mi Javier, de la sorpresa se me cayó y no lo pude levantar. ¡Está tan viejo!, pobre.
Claro – contestó la Hermana- por que tú estas hecha una piba.
Vamos Mercedes, tienes que arreglarte hoy cumples 85 años y abra torta y emparedados.
Despacito tomó la mano de la Hermana y se encaminó a su cuarto.

María Teresa Brugués

yayamaestra@hotmail.com

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