Llueve en gotas
enormes,
y sin embargo
los niños pobres
que piden limosna
juegan,
mientras cae el agua y
relampaguea.
¡Qué caras extrañas,
qué ojos, qué bocas
tienen esos niños
pobres!
Entre los relámpagos
sus risas se escuchan
y aunque ríen,
sus rostros ingenuos
dan, vistos de cerca... pena.
Dios clemente
apiádate de estas
criaturas que piden limosna, tiéndeles tu mano,
para que reciban
del cuenco celeste
un poco de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario