sábado, 3 de enero de 2015

TODO LLEGA-- MARÍA TERESA BRUGUÉS




No eran ricos de alcurnia ni tenían títulos nobiliarios, simple y llanamente eran inmigrantes que, con talento y empuje, habían logrado una fortuna que les permitía vivir holgadamente.
Francisco Vallejos seguía siendo el mismo bonachón a pesar de sus trajes a medida y sus buenas corbatas. Pero Micaela, su esposa, nol Se había mimetizado tanto con su nueva posición económica, que una amnesia discretamente manejada, le había hecho olvidar sus orígenes. Mucama (una muchacha muy bonita que hacía la limpieza) y cocinera (una amiga del pueblo que había llegado a pedir ayuda) quiso también tener chofer pero Francisco gritó un terrible ¡NO!, que hizo trepidar la casa.
Ese día partían en viaje de placer a España, les inundaba ei corazón una dicha tan grande que parecían dos chiquillos.
El hijo Juan Carlos cuidaría como siempre la fábrica (que manejaba con su padre).
¡Ay! suspiraba Micaela cuando hablaba de su hijo "tiene treinta años y ninguna mujerzuela ha podido separarlo de mí, bueno de nosotros. ¿Qué apuro tiene, verdad?
La hija Mercedes, ya casada y con dos hijos, cumpliría la misión de cuidar la casa paterna y hacer cumplir una larga lista de recomendaciones.
Ya han pasado seis meses y ¡os Vallejos vuelven de su viaje.
Y de acuerdo a la teoría de la relatividad del tiempo, para los hijos el viaje había resultado muy breve se terminaba la paz y las risas alegres. Volverían al ritmo de Micaela, que resultaba un tanto absorbente.
A Juan Carlos, el viaje de sus padres le había permitido pensar con más claridad y consideró que había llegado el momento de independizarse como "hijo". No podía dilatarlo más tenía quedar la noticia. Sus padres tenían que conocer a la mujer de sus sueños. Susana Giraldez una señorita
de familia estudiante y que para pagar sus estudios trabajaba de mucama.
Como decirle a su madre la noticia sin provocar la tercera guerra mundial?....NO!!!, tenía que ser hombre defender sus derechos y esta vez no permitir que frustrara sus ilusiones.
Había pasado una semana de la llegada, este era el momento El sábado su madre haría una fiesta para sus amistades y él se aparecería con "ella".
La sorpresa de Micaela fue tan impensada que lo descolocó.
Cuando su madre logró acaparar la atención de la fiesta , desplegó todas sus armas de mamá buena y cariñosa, se la sentó a su lado y comenzó un sutil interrogatorio digno del mejor agente secreto del Pentágono.
Así supo que trabajaba de mucama y allí se obnubiló al punto que cuando la dulce niña dijo que estudiaba no la escuchó.
La fiesta llegó a su fin. Juan Carlos acompañó a Susana a su casa. Pasadas unas tres horas muy en silencio entró a su casa, y en el living.... estaba su mamaíta esperándolo.
Las palabras le salían de su boca a borbotones, con una precisión digna del mejor historiador. Comenzó a recordarle desde el primer pañal hasta los sacrificios de sus padres para que estudiara Contaduría y luego Administración de Empresas y que a su debido tiempo sería el heredero de toda la Empresa fundada por su padre..., cuarenta minutos después terminó con un hilo de voz y un llanto tan abundante que bien podría haber mojado las alfombras si no hubiera llegado el abrazo de su hijo.
Juan Carlos quiso pero no pudo, decirle que también estudiaba.
Micaela al mejor estilo de una gran artista dramática, dijo: "...no me sacrifiqué tanto para que mi hijo se case con una mucama..."Dicho esto subió a su dormitorio y Juan Carlos terminó como siempre sentado con la cabeza entre las manos sin saber qué hacer.
El noviazgo había sido intenso a! punto que pensaban casarse ese año, pero aún así quedó trunco. Aséis meses de la ruptura Juan Carlos viajó a Londres a firmar un contrato para la fábrica.
Han pasado varios años Juan Carlos nunca se casó. Micaela enfermó, su corazón se afectó por la partida de Francisco, su hija Mercedes se radicó en otro país con su grupo familiar y los años que pasan inexorablemente para todos, la habían vencido. La casa ya era grande y silenciosa faltaban demasiadas voces.
El médico, recomendó internación. Como era de imaginar, el mejor sanatorio, o por lo menos, el más costoso.
Una habitación cálida y agradable, y su médico, que deseaba llevarle tranquilidad, le dijo: "La dejo con la mejor doctora que tiene el Sanatorio, ella sabrá aliviarla y a usted le va a gustar".
Doctora Susana Giraldes, Micaela Vallejos su paciente.

Las miradas de asombro se cruzaron y al chocar, produjeron un estruendo tan grande... pero que solo ellas escucharon.

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