sábado, 3 de enero de 2015

LUIS A. BURGUEÑO



"Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo”
 Alejandra Pizarnik de “Fragmentos para dominar el silencio”

Hablar en voz alta no significa tener razón,
Tampoco que se escuche mejor.
Hablar en voz alta, no es tener un altavoz (o un altoparlante), ni que nuestros argumentes sean tenidos en cuenta.
Hablar en voz alta, es tener personalidad, firmeza en las convicciones que se argumenten y seguridad en los pensamientos.
Luego de pensar reflexivamente, hablar en voz alta puede ser decisivo en el convencimiento de un pensamiento. Hablar en voz alta, no es lo contrario de hablar en voz baja. Es ser escuchado por los que se hacen los sordos cuando une pide permiso para hacerse paso en un medio de transporte público atiborrado de gente.
Hablar en voz alta no es gritar. Es reforzar la voz angustiada de un desocupado que trabajo, la voz sollozante de un niño que pide comida y también la voz fuerte de un vendedor ambulante para promocionar su producto. Yo hablo en voz alta y no me hago el sordo. Tengo personalidad. Y cuando me encuentro con alguien que no presta atención a lo que hablo uso esa cualidad.

Hablaren voz alta, o en esta oportunidad leer lo que escribo, es hablar de los necesitados, de los que sufren y de los que la sociedad les da la espalda. Yo hablo por ellos, en voz alta.

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