"Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las
palabras no guarecen, yo hablo”
Alejandra Pizarnik de
“Fragmentos para dominar el silencio”
Hablar en voz alta no significa tener razón,
Tampoco que se escuche mejor.
Hablar en voz alta, no es tener un altavoz (o un altoparlante), ni que
nuestros argumentes sean tenidos en cuenta.
Hablar en voz alta, es tener personalidad, firmeza en las convicciones
que se argumenten y seguridad en los pensamientos.
Luego de pensar reflexivamente, hablar en voz alta puede ser decisivo
en el convencimiento de un pensamiento. Hablar en voz alta, no es lo contrario
de hablar en voz baja. Es ser escuchado por los que se hacen los sordos cuando
une pide permiso para hacerse paso en un medio de transporte público atiborrado
de gente.
Hablar en voz alta no es gritar. Es reforzar la voz angustiada de un
desocupado que trabajo, la voz sollozante de un niño que pide comida y también
la voz fuerte de un vendedor ambulante para promocionar su producto. Yo hablo
en voz alta y no me hago el sordo. Tengo personalidad. Y cuando me encuentro
con alguien que no presta atención a lo que hablo uso esa cualidad.
Hablaren voz alta, o en esta oportunidad leer lo que escribo, es hablar
de los necesitados, de los que sufren y de los que la sociedad les da la
espalda. Yo hablo por ellos, en voz alta.
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