viernes, 16 de septiembre de 2011

Sentimiento de culpa--María Teresa Brugués




Juan era el dueño de una empresa camiones que viajaba por todo el país. Desde hacía varios años prefería la tranquilidad de su oficina, visitar con su auto particular a los clientes, y hacer las cobranzas. Lo único que alteraba esa tranquilidad era cuando un camión se accidentaba en la ruta y el tenía que salir en su auxilio.

Ese sábado de invierno al atardecer, mientras disfrutaba de unos mates con su esposa Eleonora, el sonido del teléfono altero la paz. Un camión había tenido un percance en la ruta, le molesto la llamada pero era su trabajo y lo tenía que cumplir.

En tanto se preparaba para salir, le dijo a su mujer que no se preocupara por la vuelta, porque en estos casos no se puede calcular el tiempo. Con mucha suerte tardaría no menos de dos días. Salió

El problema resulto cuestión de horas, así emprendió la vuelta antes de lo previsto.

Al llegar a su casa todo estaba en silencio trato de no quebrarlo, sigilosamente se dirigió al dormitorio, abrió muy suavemente la puerta. La escena lo paralizo, Eleonora y un vecino en la cama matrimonial. Retrocedió, antes de cerrar la puerta llego a ver la cara de su mujer con la mirada espantada.

Se fue a su oficina a pasar la noche. Al mediodía regreso a su casa, abrazo a su mujer y solo dijo que tenía mucho apetito. Mientras comían él le contaba su viaje, ella lo miraba con gesto de asombro. Al terminar el almuerzo ella estallo en llanto y trato de explicarle la escena de la noche anterior, el muy sorprendido, le dijo que eso que le estaba contando solo era un sueño, ya que el a esa hora estaba en la ruta.

El la abrazo y beso con toda su fuerza. Eleonora suspiro y por varios días no se toco el tema.

La vida continuaba pero ella había cambiado. Cada vez que quería explicar, en la abrazaba para consolarla. La salud de la mujer desmejoraba rápidamente, apenas comía. El médico de la familia no encontraba un mal físico y recetaba solo vitaminas y sedantes. El maldito secreto no la dejaba vivir. Juan no cambio en nada, era el mismo hombre atento y cordial de siempre.

Cierta mañana seis meses después, Juan entro a su casa, y Eleonora se había quitado la vida.

Esta es la historia oficial. Juan era un hombre tan bueno, y la quería tanto que cerró los ojos negando la evidencia.

……………………………………………………………………………………………………………………………………………Pero la realidad era más cruel, Juan siempre supo de la infidelidad de su mujer. Y armo todo el viaje para poder ver el mismo lo que venía sospechando desde hacia tiempo. Su método no fallo, ella no pudo soportar la bondad, y todo termino tal cual Juan lo había imaginado.



yayamaestra@hotmail.com





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