viernes, 28 de octubre de 2011

Almacén de ramos generales--Marta Manna




Recuerdo que en jardinera
al viejo pueblo llegaba,
y la que más disfrutaba,
era ir a “La Tijera”.

Era grande el almacén,
con nombre de este utensilio
que vendían calzoncillos
hasta luz a querosén.

El mostrador de madera
en el medio del salón,
y lucía en un rincón
una hermosa pajarera.

Con dos platos la balanza,
que siempre daba la “yapa”,
sobre todo si era papa,
que hace crecer la panza.

De los tirantes colgaban
salamines y jamones,
apilada en los rincones
las damajuanas estaban.

Ensartados de unos ganchos
sartén, olla, colador,
más cuchara tenedor,
y en latas grasa de chancho

Se vendía todo suelto,
fideos, azúcar, arroz,
jarabe para la tos,
que quizá daban por vuelto.

Estribos de lo mejor
que parecían de plata,
las mejores alpargatas
negro azul, blanco el color

La muy famosa libreta
que negras tapa llevaba,
en donde el dueño anotaba
des ginebra hasta galleta.

Ya llegado fin de mes
la cuenta se liquidaba,
con una cruz se tachaba,
para empezar otra vez.

¡Cuánto más podría decir!
De estos viejos almacenes,
lo mismo que muchos trenes
ya dejaron de existir.

Porque a aquel viejo almacén
por shopping lo han disfrazado,
se compra todo envasado,
¡Y no venden querosén!

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