viernes, 28 de octubre de 2011

Venerable María Antonia de Paz y Figueroa-- Nélida Ojeda



En el año 1776 por orden de Carlos III, rey de España, es expulsada del virreinato del Río de la Plata y de todos los dominios de España, La Compañía de Jesús (sacerdotes pertenecientes a la Orden de San Ignacio de Loyola).

Este acontecimiento hubiera dado fin a la acción evangelizadora desarrollada por los sacerdotes de la Orden Religiosa, especialmente los Ejercicios espirituales, si no hubiera mediado la actuación de una santiagueña de ilustre familia: María Antonia de Paz y Figueroa. Formada en el seno de la Compañía de Jesús, a los 15 años de edad se consagró como beata.

Las beatas eran mujeres que sin votos ni clausura, servían a Dios con la más edificante regularidad en la práctica de todas las virtudes cristianas y bajo la dirección espiritual de los sacerdotes jesuitas. María Antonia hizo, además voto de pobreza y castidad; renunció a su nombre de familia, y pasó a llamarse María Antonia de San José.

La misión de las beatas consistía en desplegar una acción social, con derivación hacia los enfermos y mujeres solas, abandonadas o de vida marginal.

Antes de cumplirse un año de la expulsión de la Compañía, esta venerable sierva de Dios, a los 37 años de edad, comienza a dar vida nueva a los Ejercicios espirituales, de acuerdo con el método de san Ignacio de Loyola. Adoptó como hábito la sotana de los jesuitas y la Cruz alta fue el báculo que acompañó su largo peregrinar para predicar los ejercicios

“Caminaré mientras me dure la vida y llegaré hasta donde Dios no fuere conocido para hacerle conocer”

Primero predicó en Santiago del Estero, su provincia natal; siguió en Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba y por último en Buenos Aires y en el Uruguay, con excelente resultado en la práctica de los Ejercicios.

La cruz alta y el libro de los Ejercicios fueron sus símbolos fundamentales. Era como llevar a Cristo entre sus manos.

“Los hechos de esta mujer extraordinaria constituyen el último capítulo de la historia jesuítica en el Tucumán y Río de la Plata bajo la dominación española. La extinta Compañía de Jesús sobrevivió con ella y con las dos instituciones que dieron perennidad a su obra:

La santa casa de ejercicios, en la calle Independencia 1190 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Congregación de las Hijas del Divino Salvador.”

Los restos de María Antonia de Paz y Figueroa, descansan en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, Bartolomé Mitre 1225 en la Capital Federal.

La beatificación fue presentada en Roma por los obispos de Argentina en 1905. En 1995 comenzó a recibir nuevo impulso.

El Santo Padre Benedicto XVI autorizó el jueves 2 de julio de 2011 a la Congregación Vaticana para la causa de los Santos a promulgar el decreto por el cual se reconoce a María Antonia de San José como venerable. Ejerció las virtudes en grado heroico. Paso previo a la santidad

(Estado actual de la causa de Beatificación)



Obra citada: Cayetano Bruno, “Historia de la Iglesia en la Argentina”

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