viernes, 1 de noviembre de 2013

FRUTOS PELIGROSOS--OLGA LEVY



¡Es algo extraordinario!!! Adviertan lo que me han contado.
Siempre estoy más que apurada. Paro un taxi, subo y le indico el destino al conductor. El trayecto era largo,
por lo tanto comenzamos a conversar. Y me relata un hecho fuera de lo común…
Un señor había subido, e hizo su viaje antes que yo. Así que la historia estaba “fresquita”…Me comenta el
excéntrico episodio, idea alocada, que le había pasado a un amigo.
-El pasajero me relata que su amigo fumaba mucho, demasiado… Y, ¿qué mejor que dejar los restos
(puchos) de los cigarrillos en un Árbol. Hacía montoncitos en forma de manzanas, y los colgaba en las ramas
del árbol que tenía en el fondo de la casa.
Y seguía fumando…
Pasaban los días, los meses… Su salud se iba deteriorando.
De pronto se encontró con un árbol de “frutos peligrosos”. Eran vistosos y atractivos, por lo insólito de la
ocurrencia.
-Sí, le contesté –estupefacta- nunca visto.
Continúa el “tachero”, refiriéndose a esta historia.
-El árbol cada vez estaba más frondoso… Casi no le quedaban ramas para colgar los “puchos”.
Se notaba la fragilidad del árbol. Se iba hacia un costado…, finalmente se cayó…
-Pero… luego ¿qué sucedió? Le pregunté absorta…
-Sí, lo más triste, la infalible consecuencia…Cae el árbol …, y mi querido amigo dejó de existir, murió casi al unísono que el árbol de “frutos peligrosos”. La imaginación del hombre era de ficción, sin embargo real,
presenta a un hombre vacío. Solamente fumaba, y se distraía con esa idea tan loca y malsana, conforme a su
salud.
-Reflexiono, y digo: Realmente- es un trofeo de su trágica vida…
Que Dios nos proteja ante este flagelo, y nos convenza para alejarnos del tabaco que causa tanto daño.
De “El tachero y yo”.

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