Yo te busco en ese caminarte,
arrimada al cordón del poco espacio.
Me empujan las agujas del reloj
y llego a
tus esquinas
con el sol amarillo del buzón.
El muro de cemento para arriba, que
casi no lo veo.
Abajo, colectivos con retratos de perfil
y vidrieras de espejos para
afuera.
Y en la noche mi sombra se acuesta
besándote la piel.
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