viernes, 9 de agosto de 2013

"DE QUÉ MAR SERÉ, QUE EN ÉSTE NAVEGAR NO PUEDO"--NÉLIDA OJEDA


La frase que sirve a la vez de título, la leí hace un tiempo y no recuerdo su autor. Fue
leerla y quedar grabada en mi mente, tal vez porque una parte importante de mi
personalidad se identifica con ella.
Vivo en un mundo atrapado por una tecnología que llega tarde para insertarme en
ella y conocer sus secretos. Un mundo donde los valores fueron desplazados por los
antivalores y ocupan el primer plano de la vida. Donde la mentira se ha instalado con
fuerza y se filtra con ingenio y audacia en todos los estamentos de nuestra sociedad,
creando confusión, desplazando la verdad con argumentos difíciles de combatir.
La agresividad es otro regalo de esta época. El diálogo es el gran ausente y sale
airoso el que grita más fuerte.
El desprecio por la vida del prójimo y muchas veces por la suya propia, nos causa
estupor y aparece ante nuestra vista un fantasma: el miedo, que anula y entorpece el tránsito
por el ámbito que nos rodea y nos impide disfrutar gran parte de lo bello que la naturaleza nos
ofrece.
Es cierto que hay cambios favorables: la medicina avanzó con pasos rápidos y
magistrales, combatiendo enfermedades, cuya curación era desconocida por la ciencia
médica. Aparecieron aparatos sofisticados para encarar la lucha entre la vida y la muerte,
que permitieron a los estudiosos de la salud logros importantes. La aparición de la
computadora nos dio comodidad y rapidez para trámites que antes ocupaban horas de
nuestro tiempo.
El avance de la telefonía permitió la prontitud del mensaje y nos insertó en un
mundo sin fronteras.
Todo esto es cierto, lástima que muchas veces se tergiverse el objetivo de estos logros
magníficos, desviándolos por caminos equivocados o haciendo de ellos uso discriminado
para el mal.
Me acosan ¡deas profundas y contradictorias, preguntas que no tienen respuesta y siento
entonces que me cuesta navegar en este mar, donde las turbulencias sacuden la paz que
necesita el espíritu para el tránsito feliz que Dios nos otorgó al darnos la vida, regalo precioso
que debemos valorar y cuidar.
Último escrito que Nélida Ojeda nos entregó para “Polígono”. Diagnóstico y síntesis
de su visión del mundo. Mujer activa y de convicciones, escrutadora de la realidad
circundante. Elevada en búsqueda de otras dimensiones. Admirable en muchos aspectos.
Sigue entre nosotros. C.F.

1 comentario:

Agustina dijo...

Espectacular descripcion......abundancia de pequeños y grandes detalles...tal vez leído por mí
tardiamente......no obstante se suele escuchar "nunca es tarde" y yo agrego "cuando vale la
pena. De qué mar seré, que en este navegar no puedo. No está sola . Agustina