viernes, 12 de octubre de 2012

DISIMULO-- MARÍA TERESA BRUGUÉS




Solo veinticuatro horas, separaron a Marta entre el beso del hasta luego, al beso del adiós.

Todo parecía normal, la misma despedida de siempre, las mismas recomendaciones, y la misma frase. Ya falta poco.

Pero ese día, el ya falta poco fue más creíble.

Increíblemente, esa frase repetida, durante años, se convertiría en real.

Gustavo, después de muchos años, sintió la necesidad de ser mejor, esa situación ya se había prolongado demasiado, y no era justa para nadie. La mentira ya se hacía insostenible, y lo estaba enfermando.

Por otro lado estaba Patricia, que con sus dos hijos, esperaba tranquila la llegada de Gustavo.

Sin presentir nada, y como todos los viernes, preparé a los chicos con su mejor ropa para recibir a su padre, que pagando la culpa de su ausencia, llegaba lleno de regalos.

Gustavo, olvidaba su angustis, repitiéndose a si mismo que las dos, sabían la verdad y que no había engaño.

Que simplemente disimulaban por algún interés personal.

Pero en esos cuatrocientos kilómetros que lo separaban de sus dos vidas, el que no pudo disimular más, fue su corazón.

Y así fue.

Sí, simplemente así.

Él que se fue y ellas disimulando haber estado con el mejor hombre del mundo.

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