viernes, 19 de octubre de 2012

EL PERSONAJE--MARIO FUSCALDO




Pálido, enjuto, de piel blanca como la de los tuberculosos.

Fantasma de biblioteca.

De ojos ardientes, apasionado. Conspirador nato.

El personaje observa la multitud en busca de un amigo.

Cada partícula de su materia está llena de infinito.

La fuerza de su palabra se afirma en la semilla del corazón.

Maneja los reciclajes de la humanidad y se perpetúa en el tiempo,

desde las antiguas magnesitas oceánicas.

La felicidad y la desazón flotan y se mezclan en su rostro,

aguijoneando la historia en el planeta-prisión del zoológico humano.

En él descansa mi Otro-Yo, vestido de blanco y negro,

en los juegos de colores del-estar sin-estar.

Tímido y libertino, frágil y robusto,

es un pájaro que sobrevuela mil ciudadelas, mil dolores,

asolando las agujas de la incógnita,

construyendo las alas de la memoria contra el olvido.



El personaje es la criatura-habitante de espacios imaginarios,

ecuación de deseo y contradicción, de sudores y esperanzas.

Fuerza motriz que prende fuego a la realidad, marcando el cambio brutal

donde subir no es siempre agradable, y bajar no es siempre doloroso.

Determina con sus genialidades, o con sus gritos de dos palabras,

cada situación expresándolo, plasmándolo todo.

O con sus silencios, que duermen atados a los abismos

caminando al filo de la existencia.

Engranaje que ama, a veces, y otras tantas mata, ríe, baila,

tortura, y sufre; más allá de su naturaleza infinita.

Contradictorio, formando arabescos de vida,

alucinado, utopista, atravesando callejones fatigosos,

incursionando entre el Paraíso y el Infierno.

Ulises, Hamlet, Quijote, Señor K, Francesca.

Coherentemente incoherente, donde termina atrapado por su creador,

atrapándolo………..



El personaje, construcción compleja que mata al autor.

Arquetipo de sociedad en crisis.

Caricatura de la contradicción humana, aprisionado en sus clásicos conflictos,

esparciendo la miel de los mitos.

Luchador incansable hasta encontrar las coordenadas que lleven a la libertad,

y que nos enseña que nó todos los sueños se han convertido en un libro cerrado,

y que por ello vale la pena haber nacido.





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