viernes, 14 de diciembre de 2012

JUICIO DE ADOPCIÓN-CONRADO NALÉ ROXLO(CHAMICO) (1898-1971)




Señor Juez de Familia: sin duda Usía tendrá mucha tarea entre manos y fojas, porque las familias, las que mas las que menos, tienen sus embrollos y hay cada una mas de cuatro que vale mas no hablar, como ser aquí nomas los italianos de la fonda de la estación, “L`América Fatta”, que entre los agios que él se manda hasta con un simple puchero de aguja y la mala cabeza de la señora, que parece ser que ya en Italia dio mucho que decir, y la hija mayor, que dicho sea de paso, está muy puesta en razón, físicamente hablando, pero sigue el ejemplo materno, aunque ellos dicen que es para atraer a la clientela, y mas valdría que dieran buena comida y no aguaran el vino, que ya es por demás y nadie puede picarse honradamente sin arruinarse. Pero dejando éstas miserabilidades, ya que un funcionario (que lo es un servidor) tiene que ser discreto, me permito rogar a usía que tome el presente en carácter confidencial, porque si no se guarda el secreto del sumario se podría entorpecer su marcha y, además, estaría feo que todo un letrado recibido y universitario como usía me imagino que es, ande charlando por los pasillos de los Tribunales de lo que no le va ni le viene mayormente.

Tomados estos recaudos en salvaguardia de la función pública, paso a exponer en estilo.

Se trata de un juicio de adopción que quisiera iniciar, ya que la sabia legislación lo ha incorporado hace poco.

La dificultad está en que uno de los cónyuges se niega a secundar al otro en tal laudable obra y es mi esposa con la razón o mejor excusa de que la criatura es ya muy crecida ¡como si un padre se fijara en la edad de sus hijos! Mi deseo es compelerla por medio de la ley escrita a dejarse de celos y suspicacias y abrir sus brazos maternales y las puertas del hogar (ésta Comisaría, su casa), a una niña abandonada en pleno campo por unos seres desnaturalizados y faltos de corazón. Se trata de Rosita Ardente que fue dejada aquí por un circo y en malas manos, ya que anduvo pasando de unas a otras sin encontrar un hogar seguro. Primero estuvo con un pastero; después con un talabartero italiano; después… ¿qué le voy a contar? La lista de los ingratos es larga y todos dicen lo mismo calumniosamente y es que la chica no tiene compostura y mi mujer se une a la vil voz de la calumnia. Mi propósito no es extremar el procedimiento y adoptarla como hija, si no simplemente como sobrina o entenada o cualquier otro parentesco de menos compromiso. El caso es que encuentre afecto en un hogar decente, como ella merece; y creo que así cambiaría de costumbres, como me lo ha prometido. Si usted la viera, señor juez, no dudaría un momento y se quedaría relamiéndose como dice la gente inculta pero expresiva. Le adjunto un retrato de cuando trabajaba de trapecista en el circo, ¿qué me dice? Yo no se si la edad puede ser un inconveniente, porque tiene 21 años y yo 53, pero dado mis sentimientos paternales creo que podría obviarse, y ella dice que sí, y como usted sabe, estando de acuerdo las partes… A mi mujer podría mandar un exhorto o algo así que la impresionara. Yo lo haría publicar en el papelucho local para acallar murmuraciones, ya que en ese sentido la gente aquí es muy mala de palabra y de hecho. Mi señora aduce que la chica no es trigo limpio, porque una noche se levantó a darle agua a un preso, y si el otro se propasó no es culpa de ella, pero usted sabe como son las mujeres. Yo ya he arreglado la situación y tengo a todos los presos esposados para evitar que se les vayan las manos. Creo que también tendría que esposar al agente Porriño (Romualdo), pero eso ya se verá.

Por el momento la tengo a la chica en calidad de demorada voluntaria, porque ella se manifiesta mucho. Es rubia y tiene ojos azules, como la pulpera de Santa Lucía, del gran poeta nacional don Blomberg. Claro que no niego que es un tanto traviesa, pero todos los chicos sanos lo son y hay que darle un poco de soga para que no rompan la estaca. En fin, usía verá lo que se puede hacer. Yo le abriría una libreta de ahorro postal, la vestiría bien, lo que vale la pena porque todo le cae como a los ángeles, y sería un sostén para ella, tan abandonada como está.

En espera de que la suya sea tan confidencial como ésta, lo saluda con sus sentimientos más paternales.



Agapo Cardoso (Comisario)



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