Tu amor inconmensurable,
manto divino que nos cobijaba
a tu esposo e hijas
y a tu hijo, mi amigo.
También a tus nietos
que los vi crecer
con amor
albergados en tu corazón.
Hospitalidad y candor
iban con vos.
Un día te cansaste de luchar
qué difícil de interpretar.
Un río de lágrimas comenzó a brotar
para llevar tu barca por el mar.
Camino celestial
a donde todos iremos a parar
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