sábado, 19 de abril de 2014

MARTA MANNA--LA LECHIGUANA

En una planta chica de aromo colgada de una rama baja había una lechiguana, para el que no conoce lo que es, es el nombre que recibe una clase de avispa como así también su panal y su miel, todos conocemos de éstas artistas, hacedoras de exquisitos manjares.
Esta lechiguana era especial porque tenía un gran tamaño, teníamos que esperar a que estuviese llena del néctar y sacarla justo a tiempo, de lo contrario las avispas depositan los huevitos en las celdillas, que al nacer sus hijitos se alimentan del producto fabricado por ellas.
Aquella tardecita nos preparamos para cortar el gajo y llevarnos la lechiguana a casa, pero la cosa no era tan simple, primero teníamos que desalojar a las avispas, para tal fin se llenaba una bolsa grande de arpillera llena con pasto seco, se humedecía para luego cuando se prendía fuego hiciera la mayor cantidad de humo posible, se coloca bien cerca del avispero, que por el efecto del humo los insectos salen y abandonan el panal ¡Qué rica era esa miel recién cosechada! Cuando se procedió con éste trabajo vimos como sus moradores abandonaban la lechiguana, con el típico zumbido. Luego no sabemos porqué, lo más probable es que el viento cambió de dirección, la cuestión que éstas “zumbonas” estaban sobre nosotros ¡Y no para besarnos precisamente! Todos comenzamos a correr dando manotazos a los cuatro vientos para no ser aguijoneados, cosa que no pudimos evitar ser alcanzados por unos buenos “picotazos”. Por ese día nos olvidamos de la lechiguana, de la miel y todo lo demás, habíamos tenido suficiente y dejamos para el día siguiente el trabajo inconcluso, grave error el nuestro porque las avispas por el efecto del humo abandonaron su panal, y por la noche las hormigas terminaron lo que nosotros dejamos sin hacer, dándose un gran banquete a costillas nuestras encontrando la mesa servida, y nosotros lo único que probamos de la lechiguana ¡Fueron unas lindas y dolorosas picaduras!.

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