viernes, 10 de agosto de 2012

¿Cocina...?--Olga Levy



¡Qué mundo maravilloso pero perturbador que nos toca vivir! Tareas polifacéticas, conflictos a resolver, inseguridad continua que no podemos solucionar. Nos compete a todos pero no está en nosotros zanjar las vicisitudes diarias. No obstante, el optimismo brilla por doquier. La esperanza de que la inseguridad cese nos aliente a seguir clamando justicia…

¡Qué hermoso es vivir! Y en plenitud.

Los pensamientos me alejan de la realidad que nos circunda, -errática- camino por las calles, me sobresalto al pensar en las tareas que debo realizar…

Corro y paro un taxi, acudo a mis queridos “tacheros”, Ellos me salvan… Subo, saludo cordialmente y le indico adónde quiero ir…

Un hombre de mediana edad me saluda amablemente… Yo soy conversadora, y si uno les da lugar, ellos animados cuentan su vida, su quehacer cotidiano. Son complacientes, (no siempre, a veces ni una palabra en todo el trayecto) sin embargo dialogo lo suficiente como para que el viaje sea placentero.

En esta oportunidad, me encuentro con un “tachero” trabajador, laborioso, con múltiples ocupaciones en su casa. ¡Qué sorpresa, cuando dispone de tiempo, cocina en su casa! Sí, cocina… Tiene una serie de platos, seleccionados para su familia y amigos…

¡Es original! Es el primero que me comenta que cocina…Es halagüeño, siento curiosidad.

Hay muchos hombres cocineros, que se dedican, es su trabajo; pero un “tachero”, después de tantas horas sentado al volante, sorteando los inconvenientes del tránsito, supongo que querrá llegar y apoltronarse para descansar… No, éste llega a su hogar y quiere cocinar, colaborar y agasajar. Es como un trabajo paralelo, el arte culinario lo atrapa.

-¿Y? Pregunto por uno de sus platos favoritos.

-El asado no pude faltar, pero me apasiona el guiso. Le pongo de todo: carne, pollo, condimentos, garbanzos o arvejas, lo que hay sirve para un buen estofado.

-Y su familia agradecida…

-Sí, además unos buenos postres, cosas dulces…

¡Qué magnífico! Tener un marido que se engolosine por cocinar…

-Los postres son variados: bizcochuelo que lo parto al medio y le pongo dulce de leche o crema. Palmeritas, que quedan para unos cuantos desayunos. Ah, me olvidaba de los alfajorcitos rociados de coco rallado. Y el infaltable flan que lo hago relleno con manzanas. También amaso la pizza, y la cubro con queso, jamón, morrones, o bien la simple fugazzeta. Y por qué no la de verdura con salsa blanca.

-Pero usted tiene variedad y buen gusto…

-Creo que sí, tengo una familia que lo merece…

Qué placentero el encuentro con este “tachero”.

Quiero destacar no sólo lo laborioso en las artes culinarias, sino también el mensaje de amor por la familia. Nuestros orígenes, nuestros hijos –los descendientes, que con el buen ejemplo de los padres- serán cada vez mejores. Así, florecerá la prole, y para bien de nuestra sociedad proyectarse a otros ámbitos, y avanzar para ser mejores personas.

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