sábado, 18 de agosto de 2012

MUSEO--CARLOS ABRAHAM



Las ordenadas filas de animales

se pierden en el fondo del pasillo.

En la tarde serena el amarillo

resplandor ilumina los cristales.



Erguido en una sala, el esqueleto

del dinosaurio duerme y sueña. Un ave

que está muerta y que no lo sabe

me mira quieta desde su secreto



pasado. Cada cosa que aquí veo

fue alguna vez un ser como yo, habitante

del hoy, de lo fugaz, del instante.



Vano intento de detener el frío

paso del tiempo, este calmo museo

será deshecho por su eterno río.


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