viernes, 10 de agosto de 2012
Y ahora el café--María Teresa Brugués
Bueno, ya pasó la cena, y como era de esperar, los hombres a jugar a las cartas.
Y las mujeres a practicar su deporte favorito.
Tomar café en el living, lejos de los gritos de sus maridos.
Para las habitué era común las preguntas indiscretas de Lidia, la dueña de casa, y las de Teresita, su amiga y confidente.
Lo que no era habitual, fue que alguien que no fuera una de ellas dos resultara tan indiscreta, preguntando sobre la fortuna que se veía en esa hermosa casa y el despliegue de viajes contados con tal mal gusto.
Hasta que pasó lo que tenía que pasar. Teresita interrumpió, preguntando.
-Julia, ya te contamos casi todo lo nuestro y no sabemos nada de tu vida, nada más que sos hermana de Claudia y que tenés dos hijas.
Bueno, en realidad, ya que preguntan voy a empezar por contar que estoy casada, y como ya dije, tengo dos hijas que mantener sola. Desde que mi marido cayó preso.
-Pero cómo, ¿por qué?
-Porque se juntó con dos mal paridos como él a vender drogas. Pero cayó él solo.
-¿Sólo? ¿Y qué pasó con los otros dos desgraciados?
-Nada, ahora mismo están en la cocina jugando a las cartas.
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