Son testigos las baldosas y las paredes.
Tienen rostros impasibles, sin expresión alguna.
Apenas un gesto
parecido a la sonrisa, bendicen
cañones, perdonan torturas.
Prometen a los
pecadores un buen purgatorio, necesario
permiso para acceder al paraíso
anhelado.
. Comentan acerca de
su conocimiento, del viejo y nuevo
testamento, pero no les pasó, como a Cristo
el
crucificado, no sangran por la herida
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