El artista estuvo año y medio en el país del norte, donde filmó cinco
películas para el
sello Paramount y ofreció recitales en la National Broadcasting Company
(NBC).
Cuando llegó el momento de iniciar la gira por los países latinos y
acaeció el terrible accidente de Medellín, nuestro muchachito era un avanzado y
prominente estudiante de música que daría que hablar, años mas tarde, a buena parte del mundo.
El genial cantor pasaría a la historia por su arte inolvidable y este
bandoneonista recordaría con mucha emoción la vez que con once años cumplidos
se paró a las puertas del Waldorf Astoria y cumplió paso a paso las
instrucciones que había recibido de su viejo, “tratá de verlo y entregarle lo
que te di” le dijo.
Esperó y aprovechó la oportunidad, cuando apareció lo encaró y abriendo
el paquete le mostró la escultura tallada a mano hecha por su padre y este le
agradeció y lo invitó a desayunar.
El cantor tuvo en cuenta ese
gesto y lo distinguió entre otras cosas con una simplísima participación en una
de sus últimas películas donde se lo vio haciendo un papel de canillita.
Caminando por la 5° Avenida , en una de las tantas giras que realizó , vio en el
escaparate de una casa de antigüedades el gauchito tallado en madera un tanto
chamuscado por el fuego que el cantor guardó como recuerdo del pequeño aquel
que se atrevió a encararlo esa fría mañana de otoño a puertas del Waldorf
Astoria.
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