Cautivo por oculta voz de nada, ¿cómo puede tener,
yacente, vida, y en ceguedad posar una mirada sobre
esferas undantes, sugerida?
El tiempo peregrino, coartada que traza la sonrisa
de una herida, su mudez en palabra revelada
retorna a la quietud por falsa huida.
Con otra sombra que también se esconde dibuja
penumbroso lo compuesto en la ausencia vivaz que
tiene presa.
Surgen perfiles sin saber de dónde... Ausente la
presencia queda el gesto, y un secreto al silencio se
confiesa.
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