a mi nieta Florencia
Cierta vez Dios reunió a los
ángeles y le encargó a cada uno
ser el protector de alguien.
Después los bendijo y ellos bajaron a
la tierra.
Pero hubo un ángel que se perdió.
No pudo encontrar a la anciana en
el lugar indicado.
Buscó ansioso, agitó sus alas,
recorrió un largo camino, se
detuvo a veces triste otras
desesperado. Al fin se quedó dormido
dentro de un jardín. Entonces
tuvo un sueño, en el esa mujer lo
llamaba y rezaba por él, su voz
le llegaba desde muy lejos y veía
una humilde casa junto a un
arroyo .
Dentro
de ella había una
mujer acostada en una cama con
sus manos juntas sobre el pecho
apretando un crucifijo.
De pronto el ángel abrió sus ojos
despertándose y recordó su sueño.
Ahora tenía una pista o una señal
que el Señor le había enviado.
Se llenó de entusiasmo y de fe,
recorrió un largo sendero, ya
oscurecía y se veía
deslumbrante la luna en el cielo, rodeada de
estrellas. Anduvo un poco más y encontró la
casita. Entró por una
ventana y observó a la
anciana durmiendo. Se acercó y ella abrió
los ojos sonriendo. El ángel se
presentó y
ella
le dijo--- Tu llegas
en el momento oportuno, estaba
desolada, sola y quería morir, pero
Dios hizo el milagro enviándote
aquí. Ahora me levantaré y
sé
que
cada día tú serás mi grata compañía.
Se abrazaron, lágrimas corrían
por los rostros de ambos y desde
entonces nunca la abandonó y
cuando un día la anciana partió
al cielo, el ángel la tomó de su mano
y juntos entraron al paraiso
donde Dios los esperaba y sonreía por la
amistad que juntos compartieron
antes y ahora sería eterna.
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