Cuando llega el otoño,
quisiera caminar las calles de mi barrio, recobrar las
vivencias, los aromas
perdidos y sentirme esa niña volviendo de la escuela,
mirando sorprendida los
árboles añejos que el viento va meciendo sus ramas
suavemente y se van
desprendiendo las hojas una a una, y al llegar al suelo se
forma una alfombra.
Esas hojas doradas, con tinte
color cobre.
Recuerdo que al pisarlas le
decía a mi madre
¡Cómo canta el otoño A través
de las hojas!
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